Ahora veremos por qué las cuentas del Gran Capitán eran mucho más fiables que las del Comandante, y cómo la estadística oficial cubana es un alevoso y premeditado crimen de lesa contabilidad.
Las razones son muchas. Además de las estructurales, que son bien conocidas, analicemos las causas específicas de 2004:
Dos huracanes devastaron parte de la isla el año pasado. Una grave sequía azotó el Oriente. La crisis eléctrica, que es estructural, se agravó hasta el punto de causar la reducción de la jornada laboral, medida que sigue vigente. La principal planta generadora del país estuvo cerrada varios meses. Las remesas provenientes del exterior, así como las visitas de cubanos expatriados, que constituyen la principal entrada de divisas, se redujeron, debido a las nuevas medidas del gobierno estadounidense.
Igualmente, la ocupación turística no terminó de recuperar el nivel del 2000, y la reestructuración del sector en curso, en el sentido de traspasar el control de la gestión turística a manos del aparato militar, no ayudó en el 2004 ni ayudará desde luego en el futuro a mejorar su eficacia. Tampoco ayuda la corrupción del “’area dólar” que como se vio en el 2004 es endémica.
Por otra parte, el alza general de los precios de entre un 15% y un 20% sin duda contrajo el consumo, mientras que la medida que dejó el “peso convertible” como única moneda co-oficial, e hizo cambiar a los cubanos sus dólares por esos papelitos de colores, tampoco incrementó en nada el PIB. Antes al contrario, puesto que la comisión del 10% que deben pagar los que traen dólares y necesitan “pesos convertibles” –aunque ya no son, por tanto y en rigor, tales, sino “pesos rescatables”– claramente afectó y afectará a las remesas que envían los cubanos residentes en Estados Unidos, a lo que pueden consumir con ellas los receptores y a la imagen del país frente a potenciales turistas.
El precio del barril de petróleo, que Cuba importa, a pesar de la ayuda venezolana, subió considerablemente. Finalmente, el minúsculo sector privado, que es el más eficaz, se contrajo todavía más, debido a la política del gobierno de disminuir el número de licencias a “cuentapropistas” y aumentar los insoportables controles.