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AMÉRICA

Cuba, en su cápsula del tiempo

Para decir que una situación cambió radicalmente se emplea la expresión "giro de 180 grados". Hoy, para hablar de Cuba se debe decir que ha dado un giro de 360 grados; y es que está igual –o peor– que luego del triunfo de la Revolución.


	Para decir que una situación cambió radicalmente se emplea la expresión "giro de 180 grados". Hoy, para hablar de Cuba se debe decir que ha dado un giro de 360 grados; y es que está igual –o peor– que luego del triunfo de la Revolución.

Cualquier gobernante con un poco de dignidad habría renunciado ante el fracaso que representa el hecho de tener que acabar con las políticas económicas y sociales que el Gobierno al que pertenece ha aplicado durante más de 50 años. Pero a Raúl Castro le ha costado mucho llegar donde está: recordemos que el Máximo Líder tuvo que enfermar gravemente para soltar el cetro y dejarlo en sus manos.

Es vergonzoso que Fidel Castro, en un rapto de lucidez, haya declarado a un periodista estadounidense: "El modelo cubano no servía ni para Cuba". Lamentablemente, el pueblo cubano no ha reaccionado todavía, ni a esta confesión ni a las insuficientes migajas que se le han arrojado a cuenta de la tan cacareada liberación económica.

La Isla ha quedado encasillada en el tiempo por obra de una dinastía que se colocó a la fuerza en el Gobierno. Este primero de enero, el régimen castrista cumplirá 53 años; en todo ese tiempo no ha producido beneficio alguno al pueblo cubano. Por el contrario, ha sido el culpable directo de la miseria y falta de libertad de éste, de miles de muertes y del éxodo de más de un millón de personas.

Hoy Raúl Castro, sí, da marcha atrás a casi todas las medidas adoptadas al principio de la Revolución, en un esfuerzo desesperado por obtener ingresos para las agotadas arcas del Estado. La actual entrega de tierras contradice las leyes de reforma agraria dictadas en 1959 y 1963 y genera confusión en el campesinado, cauteloso ante estos cambios. La reforma laboral aplicada a principios de año trastornó por completo el sector estatal y dejó sin trabajo a medio millón de personas (otro medio millón correrá igual suerte en los próximos meses). Las medidas dictadas para absorber a tanta gente en el sector de los cuentapropistas hacen recordar el "Período Especial en Tiempos de Paz", la crisis económica que comenzó en 1991, después del desplome de la Unión Soviética. Muchos recuerdan que, entonces, cuando los cuentapropistas triunfaron y comenzaron a abandonar la ruina económica, el Gobierno los persiguió, acusándolos de acaparar riquezas y tratar de convertirse en capitalistas.

El régimen de los hermanos Castro no aplica las reglas del juego económico universal porque nunca lo ha entendido. Y es por eso que Cuba sigue encerrada en su cápsula del tiempo.

 

© Diario de América

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