El año 2006 finalizó con el anuncio de Chávez de que no se renovaría a Radio Caracas Televisión su concesión para emitir. El ministro de Comunicación e Información, William Lara, advirtió de que también Globovisión y muchas estaciones de radio perderán sus licencias. Andrés Izarra, presidente de Telesur, señaló que el Gobierno consolidará en 2007 su hegemonía sobre las comunicaciones y las informaciones.
En la jura de su nuevo Gabinete, el 8 de enero, Chávez anunció que nacionalizará la telefónica CANTV y otras empresas, como la Siderúrgica del Orinoco (Sidor), que habían sido privatizadas, así como algunas compañías eléctricas (Electricidad de Caracas, Electricidad de Valencia y Seneca) y las asociaciones estratégicas que operan en la faja petrolífera del Orinoco y están controladas por firmas extranjeras.
Por otro lado, el presidente ordenó a la Asamblea Nacional que elaborara "la madre de las leyes habilitantes". En este sentido, le otorgó autoridad completa por un año para hacer lo que quiera en lo relacionado con la "reforma" económica y política (inclúyase las nacionalizaciones ya anunciadas). Chávez utilizará dicha Habilitante para acelerar la aprobación e instrumentación de numerosas leyes con que aplastar todas las libertades económicas y políticas. Por lo visto, no tiene tiempo para que la Asamblea Nacional, que controla al 100%, apruebe las leyes que él desea.
El nuevo Gabinete de Chávez está dominado por personas de ideología radical; empezando por el hermano mayor del presidente, Adán Chávez, nuevo ministro de Educación, de quien se espera acelere el adoctrinamiento político de los niños. Chávez, además, sacó de su cargo al vicepresidente, José Vicente Rangel, aparentemente porque éste se opuso a su deseo de convertirse en presidente vitalicio. Asimismo, destituyó a ministros clave como Nelson Merentes y Aristóbulo Istúriz, al parecer porque el partido de ambos, Patria Para Todos (PPT), rechaza la orden presidencial de que todas las formaciones de izquierda se disuelvan en el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), que será controlado por Chávez y por quienes él designe.
Por último, Chávez ha dado cuenta de los pasos que llevarán a la creación de su Estado socialista:
– Reforma socialista de la Constitución, lo cual implica una "reforma profunda" de la misma.
– Imposición de los nuevos valores socialistas mediante un plan de educación popular que permita "derrotar los viejos valores del capitalismo y el individualismo".
– Una confusa y todavía no explicada "nueva geometría del poder sobre el mapa popular".
– Creación de un "Estado comunal". Es decir, desencadenamiento de una "explosión revolucionaria del poder comunal" que permita la creación de consejos comunales.
También ha propuesto cambiar (de nuevo) el nombre del país por el de República Socialista de Venezuela.
Actualmente no hay nadie en Venezuela que parezca capaz de oponerse a Chávez. El gobernador del Zulia, Manuel Rosales, quien fue proclamado nuevo líder de la oposición por su círculo cercano y por diversos columnistas ingenuos, después de obtener casi el 40% de los votos se ha pasado el mes de diciembre en Miami y Orlando. Por otro lado, está claro que Rosales y otros líderes opositores, como Teodoro Petkoff y Julio Borges, son irrelevantes políticamente, pues ninguno de ellos cuenta con una base política amplia.
La Iglesia Católica, una de las pocas voces de crédito que nos quedan, protestó por la suspensión de la concesión de RCTV, y ha manifestado que desea participar en cualquier reforma de la educación. Chávez ordenó a los obispos que se callaran, y les advirtió de que corren el riesgo de ser condenados por Jesucristo.
Con respecto a la comunidad internacional, a Chávez le importa un rábano lo que ésta piense. Llamó "pendejo" al secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, le exigió que no se inmiscuyera en los asuntos soberanos de Venezuela y le sugirió que renunciara al cargo. Por otra parte, apenas se escucha al Gobierno de Estados Unidos.
El futuro no luce promisorio. Chávez incluso se está preparando para el día en que caigan los precios del petróleo, su revolución se quede sin dinero y el pueblo finalmente se percate de que es el siervo empobrecido de un dictador criminal. Recurrirá entonces Chávez a la represión violenta, a la intimidación y a los abusos sistemáticos contra los derechos humanos para aterrorizar y subyugar a los venezolanos.
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ROBERT BOTTOME, director de Veneconomía.
NORKA PARRA, analista de Veneconomía.