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VENEZUELA

Chávez no entregará el poder

Ilusos los venezolanos que, aun siendo mayoría opositora ante el mandón neoimperialista, Hugo Chávez –una costosísima campaña propagandística multimillonaria es su aliado–, piensen que electoralmente puedan desbancarlo del poder. Eso sencillamente es una utopía, a medida que queda al descubierto la conducta sesgada del supuesto árbitro electoral.

Ilusos los venezolanos que, aun siendo mayoría opositora ante el mandón neoimperialista, Hugo Chávez –una costosísima campaña propagandística multimillonaria es su aliado–, piensen que electoralmente puedan desbancarlo del poder. Eso sencillamente es una utopía, a medida que queda al descubierto la conducta sesgada del supuesto árbitro electoral.
El presidente de Venezuela, el ex golpista Hugo Chávez.
Los petrodólares no sólo han comprado conciencias mercenarias de la política, también han servido para mostrar ante el mundo un país que no existe.
 
Chávez tiene dos piedritas en el zapato que le escuecen; mas no piense, lector, que sean dirigentes políticos opositores del patio. Una es una ONG, Súmate, organización seria, bien estructurada, independiente de manipulación alguna, con un prestigio protagónico ganado a pulso. Participa en la política, aunque sin favorecer públicamente a candidato alguno: sólo exige al Consejo Nacional Electoral que se ciña a la Constitución y a las leyes del sufragio; y al Gobierno, que respete las reglas del juego.
 
Y es que el Gobierno, amparado en una llamada "Misión Identidad" que reparte cédulas de identidad a troche y moche y nacionaliza extranjeros con menos de 48 horas de estancia en el país –la Carta Magna exige un mínimo de 10 años de residencia–, logró el milagro de que entre 2004 y 2006 la población electoral aumentara en dos nuevos millones de votantes. Y que dos millones de votantes residan en una misma casa.
 
Alan García, en la foto de portada de una edición del diario peruano LA REPÚBLICA.La otra piedrita de Hugo I es un político no venezolano; es el presidente electo de Perú, Alan García, quien, con su verbo y su astucia política, le exaspera.
 
Sería una necedad desconocer que el señor Chávez engulle a la dirigencia política opositora. Ingenuos unos, ambiciosos y arrogantes otros, no faltan los que aún subestiman a Chávez; pero en lo que sí coinciden es en el masoquismo de exponer el país al peligro en razón de sus egoístas intereses y parcelamientos particulares, sin que les importe el futuro de los descendientes. No entienden que están ante un hombre inescrupuloso, de desmedida ambición y muchos petrodólares.
 
Hay que ver los atropellos, las muertes, los torturados, la corrupción del Gobierno, el desbordamiento de la delincuencia y la inseguridad... sin que se escuche una sola voz opositora, con autoridad y decisión, demandando respeto. Y es por eso que el régimen ve en los medios de comunicación el enemigo político, por el simple hecho de informar del día a día para que la gente conozca los enmarañados caminos de unos mandones a quienes sólo les interesa enriquecerse y el engolosinamiento del poder.
 
¡Cómo es posible un régimen que se declara bolivariano y marxista a la vez! Toda una apostasía, entre tantas otras del mandón caribeño. Marx, taimado racista, festejó que Estados Unidos arrebatara a México California, y a Bolívar lo tachó de "pequeño Bonaparte" y de "canalla cobarde, brutal y miserable". La gesta bolivariana nada tiene que ver con Marx, ¿OK?
 
El panorama es incierto. Más de siete millones de venezolanos no quieren una Venezuela roja ni castrocomunista. A lo mejor en diciembre todo deviene en un vulgar plebiscito amañado y amanece la Venezuela del partido único, con una educación, un periódico, una televisora y un gran mandón. ¿Será posible ese imposible?
 
 
© AIPE
 
Saúl Pérez Lozano, periodista venezolano y coordinador general editorial del Bloque Dearmas.
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