Hace ya siete años que comencé a escribir sobre la manera en que el antisionismo ha devenido en el antisemitismo de nuestros días, y de cómo los progres occidentales, quizá involuntariamente, se están aliando cada vez más con los propagandistas islamistas y los terroristas en su guerra contra la verdad y los judíos. De hecho, la crítica exagerada del Estado judío se ha convertido en un fenómeno cuasi-psicótico de alcance mundial.
A finales de los 90 y principios de la década siguiente el ex presidente Carter impartió una serie de clases sobre la Biblia, bajo el título genérico de Sunday Morning in Plains, que acaba de recoger en tres CD la editorial Simon and Schuster. Michael Miller, un estudiante de Columbia, ha escuchado los discos de marras y transcrito parcialmente las charlas, a las que ha añadido abundantes anotaciones.
El Carter de Sunday Morning... huele a antisemitismo que tira de espaldas. Odiosa y casi hipnóticamente, el ex presidente recurre a la época de Jesucristo para satanizar a Israel y a los israelíes de hoy en día. Asimismo, se sirve de esa penosa y trágica etapa de la historia para culpar a los judíos israelíes de la persecución islamista que sufren los cristianos en el Medio Oriente árabe.
Carter incita al odio contra los judíos israelíes a base de mentiras, medias verdades y verdades de hace dos mil años sacadas de contexto. Así, insiste en que los judíos tienen a los cristianos por "perros", y que los desprecian y persiguen porque están "sucios y sin circuncidar". Ahora bien, cualquiera que esté familiarizado con la realidad de Oriente Medio sabe que son los musulmanes fanáticos los que consideran a los cristianos unos sucios infieles, y que son ellos los que los persiguen, linchan, decapitan o fuerzan a exiliarse.
Son musulmanes árabes los que están masacrando a los cristianos y a los musulmanes negros de Darfur. Son islamistas los palestinos que han profanado iglesias y matado cristianos. En cambio, el muy judío Gobierno de Israel, contra el que carga Carter en sus clases bíblicas, protege los lugares sagrados de todas las religiones radicados en el territorio de su país. En cambio, los judíos israelíes no masacran a los civiles palestinos, ni siquiera a los palestinos que están librando una feroz guerra de terror y propaganda contra Israel.
El ex presidente Carter habla del gran poder que supuestamente tenían los judíos en la época de Jesús como referencia de la conjura contemporánea en que andarían implicados los judíos y los sionistas hoy en día. En sus clases, toda obra judía desprende el hedor insoportable del deicidio.
A tenor de lo que se desprende de la transcripción de los tres CD, parece que lo de Carter es antisemitismo del clásico, un antisemitismo basado en consideraciones teológicas, y que el propósito del ex presidente es incitar al odio contra los israelíes, no sólo dar impartir lecciones de historia o religión.
Sí, es cierto: los judíos no aceptaron y no aceptan que Jesús sea el Mesías y el Hijo de Dios. Bueno, ¿y qué? Esto no debería ser una fuente de hostilidad y resentimiento entre judíos y cristianos. ¿Es que Carter no ha aprendido nada del Holocausto? Bueno, quizás ha aprendido lo que necesitaba saber: que los judíos eran vulnerables en aquel entonces, y que puede que la aniquilación de los que viven en Tierra Santa no diera lugar a protesta alguna hasta que fuera demasiado tarde.
Puede que Carter no diga lo que dice en Palestine, Peace Not Apartheid por la fabulosa cantidad de dinero que ha recibido de manos saudíes, aunque quizá la pastizara que se ha levantado haya desempeñado su papel; puede, de hecho, ser de esos cristianos desfasados que crean que el antisemitismo es un artículo de fe. La mayoría de los cristianos, empezando por el Papa, han revisado esta cuestión, pero a lo mejor él todavía no se ha puesto a ello.
Por supuesto, en América todo el mundo (desde Jimmy Carter a Ann Coulter, pasando por Ward Churchill) tiene derecho a expresar sus puntos de vista políticos y religiosos. Ahora bien, conviene no olvidar que opiniones antisemitas como las de Carter han conducido históricamente a la persecución y el asesinato en masa de los judíos. ¿Y este tipo fue un día presidente de los Estados Unidos?
Puede que el crimen del judaísmo consista en que llegó el primero, en que fue la madre y el padre del monoteísmo. Tal vez nuestros descendientes necesiten librarse de la sombra del padre, pero se supone que un auténtico cristiano no debe odiar; de hecho, se supone que ha de perdonar incluso a quienes le atormentan. Sea como fuere, lo cierto es que satanizar y culpabilizar a todo un pueblo esencialmente inocente es algo tan anticristiano que quizá no sólo debamos plantearnos si Carter es o no antisemita, sino si es o no cristiano.
PHYLLIS CHESLER, psiquiatra y autora de libros como THE NEW ANTI-SEMITISM.