En 2007 el giro al exterior de utilidades y demás rentas de las empresas multinacionales y de los accionistas no residentes creció un 21,1%. Descontando unos ingresos de 162 millones de dólares provenientes del extranjero (por inversiones de argentinos), queda un saldo negativo récord de 1.759 millones de dólares. Cabe destacar que esto sucede mientras decae la inversión extranjera directa.
Se habla, asimismo, del crecimiento "extraordinario" que supuestamente está registrando el país. Pero, más allá de que la economía nacional se recuperó, por simple inercia, de una caída abismal hacia fines de 2001, no ha habido ningún crecimiento espectacular. De hecho, ni siquiera hemos recuperado el nivel de vida de aquel año.
Lo que sí es sorprendente es el aumento de la delincuencia. Se cometen homicidios, asaltos y robos a pocos metros de los destacamentos policiales. La realidad es que esto es reflejo de la pobreza y la marginalidad, consecuencia de los bajos salarios y la desocupación, excelentes caldos de cultivo para la delincuencia.
Según el Gobierno, en 2007 la inflación habría sido del 8,5% y los salarios subieron un 22,6%. La realidad es que el PIB aumentó alrededor de un 26%, pero el poder de compra de los argentinos cayó casi un 4%. Esto sucede a pesar del notable aumento de los precios en las materias primas –trigo, soja y maíz–, principales exportaciones del país, cuyos precios han subido alrededor de un 170% desde 2003.
El aumento del PIB ha sido absorbido en gran parte por el crecimiento de la población y por los mayores ingresos obtenidos por los más ricos. Mientras que en 1990 la masa salarial de trabajadores representaba el 55% del PIB, hoy sólo alcanza el 43%.
Luego de décadas de optimismo, el mundo afronta un bajón. El problema no es tanto la escasez de liquidez y de crédito como una recesión en Estados Unidos, país que representa el 40% del PIB global. Según el kirchnerismo, Argentina no se verá afectada, "gracias al superávit fiscal, las reservas acumuladas y su posición privilegiada como exportador de alimentos". Pero las exportaciones argentinas tienden a bajar, tanto en precio como en volumen, y las importaciones a aumentar.
China crece a medida que abre su economía al mercado natural, y se prepara para superar a Alemania como principal exportador del mundo este mismo año. Argentina, en cambio, tiene una participación marginal en el comercio mundial: representa apenas el 0,4% de las exportaciones.
Gracias a los logros de la familia Kirchner, las exportaciones argentinas crecen al 16% anual, mientras que las mundiales lo hacen al 17%. En 1948 la participación argentina en el comercio mundial era del 2,8% del total; ese porcentaje nos situaría hoy entre los diez mayores exportadores del planeta.
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