Los expertos en Inteligencia, expresión que deberíamos desterrar de nuestro vocabulario, determinaron en 1988 que Occidente debía apoyar militarmente a Sadam Hussein en su lucha con Irán, que una década antes era el aliado occidental contra Iraq. No importaba el genocidio chiita en el sur del país; Sadam Husein era lo mejor que nos podía pasar para defender nuestros intereses en la región. Tres años después, invadió Kuwait y Occidente decidió no acabar con el régimen de Husein, sino mantenerlo en el poder por la misma supuesta razón por la que se ha dejado a los talibanes. Es mejor un país en orden manejado por nuestros enemigos conocidos, que en guerra civil con los terroristas manejándose a su antojo.
Como el trabajo no se terminó en la primera guerra del Golfo, se decidió volver, esta vez para derrocar a Husein y crear un régimen democrático soportado por un ejército nacional iraquí; la consecuencia fracaso sonoro. La derrota iraquí frente al Estado Islámico fue apabullante y mostró que la misión occidental había sido un desastre.
No acertaron con las armas de destrucción masiva, ni con la salida de Irak, ni dimensionando al Estado Islámico. En definitiva, que no damos ni una en materia de inteligencia.
La pachanga del ejército afgano
Si vamos a Afganistán, en lugar de derrocar de una vez para siempre a los talibanes, lo que sin duda hubiera producido millares de manifestaciones en Occidente en contra de la guerra y defendiendo al Talibán como víctima de la prepotencia de Occidente, los hemos instalados en el poder, en la seguridad de que la pachanga de ejército afgano, que no le llega a la altura del betún al pelotón encabezado por Alfredo Landa en "La Vaquilla", aguantaría dos años; pues solo acertaron en el dos, fueron dos semanas.
Ya en el colmo del ridículo, se encerraron en la base del aeropuerto de Kabul, la única salida del país, en lugar de mantener un perímetro más amplio de seguridad, lo que sin duda era mucho más complejo. Encerrarse con unas montañas a un lado y una ciudad de cinco millones al otro, era un error brutal; es una suerte que no nos hayan acribillado en estos días porque lo podían haber hecho a placer.
Para seguir el ridículo, en lugar de preparar la evacuación, que tenía fecha hace años, llevando a las bases de la OTAN a los decenas de miles que supuestamente habría que evacuar -ya veremos las sorpresas que nos llevaremos en unas semanas con algunos de los evacuados- haciendo censos de personas en función de su grado de criticidad, les decimos al estilo medieval: acudid a las murallas del castillo, pero os jugáis la vida vosotros. El día que los talibanes tomaron la ciudad deberíamos habernos ido; la salida de los últimos de Kabul, puede ser una tragedia si no hay una cobertura área intensa.
La visita del gran jefe de la inteligencia, el director de la CIA a Kabul, no podía traer nada bueno; era como el almirante Doenitz negociando con Eisenhower, como salvar el culo lo mejor posible de la derrotada Alemania. La respuesta talibán fue clara: el 31 de agosto os vais sentados o en cajas de pino. Así que los esfuerzos europeos por seguir haciéndose fotos a costa de la vida de los norteamericanos, se nos acabado. Pensar en mandar a Rambo o a tropas especiales europeas, demuestra la incapacidad, la incomprensión y sobre todo la ausencia de un plan para mantener a Occidente y sus valores triunfantes. Esta política sólo puede llevarnos a ver la bandera del Emirato islámico Europeo en el Atomium de Bruselas.
Pues esta joya de la inteligencia occidental que salió aleccionando sobre lo que debían hacer los Estados Unidos siguiendo los dictados de los Talibanes, previó que tardarían dos meses en regresar los terroristas del ISIS o Al Qaeda a Afganistán; también se equivocó, fueron dos días.
Dos hechos preocupantes
Los atentados de Kabul, de gran complejidad y que podrían estar repitiéndose a diario en los próximos días, demuestran dos hechos preocupantes.
Uno, que el ISIS y Al Qaeda han ido de la mano con los Talibanes a Kabul; es decir que los talibanes constituyen no el apoyo de los terroristas sino que son sus colegas. Hemos puesto armamento y un país de treinta y cinco millones de habitantes en manos de terroristas sanguinarios, sin escrúpulos y capaces de volver a hacer lo que sienten que su Dios les ordena sin importarles su propia vida.
Lo segundo que muestra es que estos atentados no serían posibles sin una guía estratégica. Atacar a los americanos en Kabul muestra la decisión estratégica de humillar a Estados Unidos, a ese objetivo sirven, no a otro. La razón es obvia si analizamos las declaraciones de las últimas horas de Hamas, de todos los grupos terroristas y de los enemigos de Occidente. Esta humillación es muy superior a la que se produjo el 11 de septiembre de 2001 y abre la puerta a la posibilidad real de derrocar a Occidente porque ya es débil y está derrotado, o al menos así lo percibirán decenas de millares de potenciales terroristas.
Para Rusia y China, el escenario es de tormenta perfecta. Todos los grupos terroristas radicales preparándose para una yihad global contra un Estados Unidos que ha cometido el mayor error estratégico de su historia y contra Europa, que ha sido y sigue siendo comparsa en la seguridad, con el problema añadido de que ahora ya somos dos comparsas, y no queda nadie más a nuestro lado; Y Rusia y China metiendo la cuchara para, con el inestimable ayuda del terrorismo, dominar el escenario estratégico mundial. Para cuando hayan cumplido su trabajo, estos sí que sabrán como resolver el problema,