ETA no ha sido derrotada
Los acuerdos con los sucesivos gobiernos españoles permitieron a sus componentes ocultar la autoría de sus crímenes y la dulcificación de condenas.
En las confrontaciones armadas de baja intensidad hay veces que los errores de apreciación, sean reales o publicadas, provocan los desenlaces, y cuando se simula la realidad se admite la derrota de antemano. La lucha puede durar indefinidamente siempre que el factor tiempo no sea perentorio para uno de los adversarios.
La Historia está llena de ejemplos y, en tiempos recientes, conflictos como Argelia, Vietnam, Irak y Afganistán, no se han decidido en el plano militar en el que los "derrotados" no lo fueron, sino por quienes consiguen la preponderancia al final de la confrontación. Las narrativas tienen gran impacto tanto en la actuación de los vencedores como en la de los vencidos. Las victorias se materializan en el nivel estratégico, y el actor prevalente utiliza diferentes modos de acción, dependientes del ambiente de confrontación.
Todo ello viene a colación de la afirmación de algunos políticos de que ETA había sido derrotada por la democracia, apreciación descontextualizada del conflicto, en la que la organización es un instrumento del separatismo vasco en su guerra subversiva contra el Estado Español. Los orígenes de ETA, como organización se retrotraen a 1958, siendo su primera acción criminal en 1968, tras 70 años de "lucha", los resultados reales no son favorables al Estado español.
La narrativa al uso respecto a la insurrección vasca nunca ha sido capaz de identificar las características del conflicto y, por tanto, su naturaleza. Durante el franquismo el separatismo vasco empleo ETA para desgastar al régimen y mimetizarse en el ambiente. En el periodo de la Transición, ya sin disimulo, siguió actuando para conformar un ambiente favorable al fin estratégico al que servía: la gran Euskalerria. Puede alguien asegurar qué en la amnistía, en la creación del Estados de las Autonomías y en la Ley Electoral, no influyó la violencia etarra. Dos victorias estratégicas importantes que minan el constitucionalismo y facilitan el camino a la independencia.
La presión no cesó durante la redacción y aprobación del Estatuto de Guernica, que con la violencia iba conformando las circunstancias para que dirigir la sociedad vasca hacia el distanciamiento total del resto de la española. ETA abandonó el instrumento de un modo de acción necesario para los objetivos independentistas que, con el paso del tiempo, quedó inadecuado pues la sangre era contraproducente para las narrativas al uso. Los acuerdos con los sucesivos gobiernos españoles permitieron a sus componentes ocultar la autoría de sus crímenes y la dulcificación de condenas. El acuerdo considerado como definitivo con ETA, por su opacidad, no parece que el Gobierno, al "faisenear", haya permanecido en los confines del Estado de Derecho.
En cuarenta años de régimen constitucional, el País Vasco se ha convertido, de hecho, en un estado asociado a España, con pretensiones anexionistas de otros territorios. Las transferencias estatales han servido, sobre todo la educativa, para modelar la sociedad vasca en el separatismo, apoyados en un clientelismo total. Las elecciones autonómicas así lo demuestran. A su vez la política española, normalmente, ha mercadeado hitos de autonomía por evanescentes réditos parlamentarios.
ETA no ha sido derrotada, un modo de acción no se derrota, además sus miembros son respetados en su tierra, sus partidos legalizados, reciben subvenciones públicas, se codean con el Gobierno. ETA no ha sido derrotada, tras 70 años de existencia tiene otro cometido que podrá revertir si cambian las circunstancias.
Los centenares de victimas del separatismo vasco es un precio que, si se hubiese admitido la situación de insurrección armada, podía haberse evitado en gran medida. Se transigió, hasta el punto de tener que enterrar las victimas de forma discreta. El franquismo fue débil y el constitucionalismo nació frágil. La larga actividad de ETA ha sido estratégicamente muy valiosa para la insurrección vasca.
La amenaza vasca la constituyen los recogedores de nueces, ETA es la materialización de un modo de acción que se guardaron muy mucho en emplearlo en Euskadi Norte. La debilidad es provocativa y el Estado español la demuestra a diario.
* Enrique Fojón es Coronel del Cuerpo de Infantería de Marina (R).
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