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San Lionel, mártir (de la independencia)

Si se llega a sospechar que fueron la Esquerra, Junts, Aragonés, Junqueras y Puigdemont los que echaron a Messi…

Si se llega a sospechar que fueron la Esquerra, Junts, Aragonés, Junqueras y Puigdemont los que echaron a Messi…
Cordon Press

Por mal que esté el Barcelona, es evidente que Messi no se va porque el club ya no tenga dinero con qué pagarle. Javier Tebas le dio en bandeja a Joan Laporta la solución para que el argentino se quedara. Bastaba que el Barcelona apoyara el acuerdo con un fondo de inversión (CVC) que quiere comprar por 2.700 millones de euros el 10% de los derechos audiovisuales de la Liga para los próximos cincuenta años. La propuesta gustó a un pinta como Laporta, que así podría de carambola cumplir la promesa gracias a la cual fue elegido presidente, la de que Messi se quedaría.

Sin embargo, al punto algo pasó y lo que estaba ya acordado se fue al garete. Laporta explicó que no estaba dispuesto a hipotecar el club ni siquiera por Messi, una mentira como una catedral porque horas antes no tuvo ningún empacho en hipotecar el club y lo que hubiera hecho falta con tal de que el argentino se quedara. Las crónicas cuentan que hubo una reunión con Florentino Pérez y se especula con que éste le convenció de que aceptar la oferta de Tebas era pan para hoy y hambre para mañana y que, como el Madrid, el Barcelona debía oponerse. También mentira. Pérez no pudo explicarle a Laporta nada que éste no supiera ya cuando se comprometió con Tebas para que Messi se quedara.

Hubo otra reunión. Ésta fue con Pere Aragonés. ¿De qué hablaron? ¿De que Messi se marcha sin haber aprendido ni jota de catalán? Es más que probable que Aragonés convenciera a Laporta de que no podía renovar a Messi a cambio de aceptar el contrato que Tebas ha cerrado con CVC. Pero no porque fuera a hipotecar el club, sino porque aceptarlo significaría que el Barcelona quedaría comprometido con la Liga española nada menos que para cincuenta años, un tiempo durante el cual Cataluña sólo podría ser independiente en perjuicio del Barcelona, algo que sus aficionados no apoyarían. En cambio, el proyecto de la Superliga que apadrina Florentino tiene la ventaja de que, aunque Cataluña proclamara su independencia, el Barça seguiría jugando en una competición de máximo nivel sin sobresaltos, lo que permitiría que el equipo siguiera apoyando la independencia sin poner en peligro su futuro económico y deportivo.

El problema de rechazar el acuerdo con CVC era que Messi se tendría que ir. Y Messi se tuvo que marchar. No porque el club estuviera por encima del argentino, sino porque lo que está por encima de él es el procés, y su permanencia lo habría entorpecido en la medida en que habría atado al equipo a la Liga española. Claro que esto no se puede decir porque entonces el fervor independentista de los aficionados culés podría desfallecer.

Si se llega a sospechar que fueron la Esquerra, Junts, Aragonés, Junqueras y Puigdemont los que echaron a Messi

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