Apostemos acerca de lo que va a ocurrir en 2017. En España, habrá elecciones si el PP se mantiene en las encuestas alrededor de los 160 diputados, que es cosa probable mientras el PSOE siga hundiéndose y la única alternativa real sea Podemos. Los independentistas catalanes seguirán yéndose sin irse.
En Europa, ya se sabe que habrá elecciones en Francia y en Alemania. En Italia, tan sólo se espera que las haya debido al fracaso del Partido Democrático en el referéndum, pero no las habrá porque no le convienen a Renzi ni a Berlusconi.
En Francia, la victoria de Le Pen es más probable de lo que parece. El candidato que se le opondrá será, de los posibles, el más próximo a los postulados del Frente Nacional. Si los socialistas deciden que tanto da que venza uno que otro y se quedan en casa, ganará Le Pen. Si, por el contrario, votan a Fillon como mal menor, ganará el oscuro asistente de Sarkozy. Lo que es seguro es que, sea quien sea quien se vaya a vivir al Elíseo, Francia dará un giro a su diplomacia e intentará que se levanten las sanciones económicas a Rusia. Habrá riesgo de ruptura con Alemania, cuyas elecciones ganará Merkel, que sin embargo tendrá una posición cada vez más débil. Por eso y por la ola de proteccionismo económico que se avecina, que agrietará la economía alemana.
En cuanto al Brexit, apenas empezarán las negociaciones. El grueso de lo que tenga que ocurrir quedará para 2018 o 2019. Mientras, Gran Bretaña tratará de estrechar lazos con Estados Unidos. Escocia seguirá siendo parte del Reino Unido y cualquier proceso de independencia con el fin de permanecer en UE no será en 2017.
Rusia incrementará su influencia, no sólo en sus antiguas repúblicas, sino en Oriente Medio y en Europa Occidental. Ello se deberá tanto a la aquiescencia de los líderes europeos, no obstante la tímida oposición de Merkel, como a la indulgencia de los Estados Unidos.
China tratará de evitar una guerra comercial con los norteamericanos y hará a Trump cuantas concesiones sean necesarias mientras sean razonables. Para compensarlas, tratará de enfocar parte de su producción al mercado interno, en perjuicio de quienes hoy exportan al gigante asiático, que no tendrán a nadie que defienda sus intereses. Todo indica que el mundo va hacia un mayor proteccionismo económico, que China procurará que genere las mínimas tensiones posibles. En el Mar del Sur de la China, Pekín intentará que no haya choques frontales, pero si alguien insiste en desafiar su poderío, que es improbable que nadie se atreva a hacer, responderá con firmeza.
Lo más difícil es prever qué ocurrirá con Estados Unidos. Si hubiera que jugársela, apostaría por un incremento del aislacionismo, el abandono de Europa, las manos libres a Rusia en su área de influencia y la contención con China. Seguirá combatiendo el terrorismo islámico, pero sólo en la medida en que sea un peligro para los intereses norteamericanos, no cuando sólo lo sea para los europeos. Donde únicamente habrá un claro vuelco respecto de la política de Obama será en Latinoamérica. Veremos qué pasa.