No se entiende que alguien tan ladino como Alberto Núñez Feijóo le haya dado a Casado un mes de prórroga al frente del PP. Los motivos sentimentales no son creíbles. Por supuesto, Casado está muerto y es muy difícil que pueda resucitar. Pero ¿y si la Fiscalía traslada sus diligencias al Supremo para que investigue a Ayuso? Es verdad que de momento no hay nada, pero la Fiscalía está haciendo lo que hizo con Don Juan Carlos, mantener abiertas las diligencias sin archivar para que mediáticamente sigan vivas las sospechas de irregularidades sin que tenga que probarse ninguna.
Por lo tanto, no es descartable que por esta vía Ayuso resulte tocada. Si en el corto plazo fuera así, la permanencia de Casado al frente del partido permitirá hacerlo responsable del asesinato. ¿Podría entonces Casado reclamar que tenía razón y exigir que se le permita volver? Es el riesgo que corre Feijóo, pero es muy remoto. Casado está muerto y que él no lo sepa no lo convierte en vivo. A cambio, si le pasa algo malo a Ayuso, la responsabilidad será de Casado y no de Feijóo.
Por lo tanto, el gallego ha dejado vivo a Casado, no porque sea una persona sensible, sino para que, si hay que rematar a Ayuso, sea Casado el que lo haga y no él. Una vez muerta, como los dos esperan, ya se ocupará Feijóo de enterrar el cadáver de Casado. Y de este modo se habrá quitado Feijóo al único obstáculo que tiene para dirigir el PP hacia la blandura que a él le gusta y negociar la renovación del Consejo General del Poder Judicial con el PSOE sin oposición interna.
Es muy revelador que nadie en el PP denuncie que la ejemplaridad que Casado exigió a Ayuso no se cohonesta con que el diputado Alberto Casero, investigado por prevaricación continuada, siga siendo diputado del PP. Más lo es que nadie del partido reclame que se averigüe quién cometió el delito de sacar de la Agencia Tributaria los datos fiscales del hermano de Ayuso. Cuando le hicieron lo mismo a Esperanza Aguirre, Cristóbal Montoro, a quien Dios confunda, se adelantó y anunció que lo investigaría. Naturalmente, nada más se supo. Pero, en este caso, la Agencia Tributaria está en manos del PSOE y la ministra no ha dicho ni mu y el PP no ha exigido nada. Una cosa es que Casado prefiriera perseguir a Ayuso en vez de al socialista que cometió el delito de filtrar esos datos y otra muy distinta que los demás, empezando por Feijóo, una vez caído Casado, sigan sin demandar una cabeza y se limiten a confiar con la boca pequeña en la honradez de Ayuso. Bien empezamos.