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Emilio Campmany

Montoro echó a Messi

Lo que se está logrando es que la recaudación de Hacienda a cuenta del fútbol baje notablemente. Y esto pasa en todos los sectores, no sólo el fútbol.

De que Messi se vaya no tiene la culpa Bartomeu por reducir el Barcelona que preside a una terminal del independentismo. Tampoco la tienen Torra o Junqueras, empeñados en jibarizar Cataluña. La culpa la tiene Montoro, a quien Dios confunda. Su paso por el ministerio de Hacienda fue peor que una plaga de Egipto. Encima, la brutal reforma fiscal de Rajoy y Montoro fue impuesta tras haber ganado unas elecciones con la promesa, indigna recordarlo, de bajar los impuestos.

Y con haber tenido efectos tan perjudiciales aquella subida, que también prometieron que sería temporal, no fue lo peor. Lo más terrible fue que, sin introducir ningún cambio en la legislación, aprovechando que las leyes fiscales son un arcano cuya lectura no permite alcanzar ninguna seguridad acerca de casi nada de lo que dicen, cambiaron la interpretación que venían haciendo en perjuicio del contribuyente. Esta técnica, muy de Montoro, es de una perversidad sublime porque permite aplicar con carácter retroactivo lo que en la práctica es una reforma fiscal que legalmente no podría tener ese efecto. Un cambio normativo sólo podría haberse aplicado a futuros ejercicios y los contribuyentes tan sólo habrían tenido que pagar más. En cambio, de esta manera, al no haber cambiado las leyes, la nueva interpretación pudo aplicarse a ejercicios pasados. Como el bisoño contribuyente había liquidado sus impuestos de acuerdo a la interpretación entonces vigente, con la nueva no sólo tuvo que pagar más, sino que además hubo de hacer frente a exorbitantes multas además de abonar los intereses correspondientes. Para terminar de rematar la faena, muchos de los desgraciados que se vieron atrapados en esta telaraña tejida por Montoro, fueron amenazados con la cárcel cuando la nueva interpretación permitió calificar la supuesta evasión como delito. A éstos se les ofreció evitar la cárcel a cambio de que pagaran sin rechistar todo lo que se les reclamaba. Sólo Xavi Hernández se atrevió a desafiar a Godzilla y los tribunales le dieron la razón. Los demás pagaron.

¿A alguien le puede extrañar que Messi haya decidido irse? Lo raro es que haya esperado tanto. Naturalmente, lo que se está logrando es que la recaudación de Hacienda a cuenta del fútbol baje a una cifra muy inferior a la que en su momento generó. Y esto no sólo pasa en el fútbol, sucede en todos los sectores, con una huida masiva de la España salida de la dictadura roja de Montoro. En estas condiciones, cabría esperar que el Gobierno anunciara una bajada global de impuestos. O que al menos la oposición la exigiera. Pero, habiendo sido el PP el que perpetró el crimen, ¿cómo va el PSOE a rebajar los impuestos que subió la derecha? ¿Cómo va el PP a exigirlo si fue él quien los aumentó? Messi huye de nuestro infierno fiscal, esa caldera en la que nos estamos cociendo todos, y nadie con posibilidades reales de gobernar tiene la más mínima intención de apagarlo.

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