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Emilio Campmany

La leal oposición

Han dejado que la menuda vasca se quede sola en el redondel haciendo oposición nacional al Gobierno.

El PSOE está en crisis. No lo digo yo, lo demuestran los hechos. No es normal que el partido que aspira a gobernar España, después de haber permitido que el malhadado Zapatero lo destrozara se entregara a su cómplice en la vicepresidencia. Y tenga ahora como único recambio a Carme Chacón, muestra quintaesenciada del zapaterismo, un páramo intelectual. La Chacón dice hoy que es federalista como podría afirmarse orgullosa partidaria de la tabla de los números primos. No tiene ni idea de lo que habla. Es verdad que Cebrián, que es quien propuso la idea, tampoco. Pero éste al menos se conforma con cargarse a Prisa y no parece tener la intención de demoler todo el país. También es verdad que Juan Carlos Rodríguez Ibarra se queja de no entender qué quiere ahora su partido con eso del federalismo, pero me gustaría saber dónde estaba cuando los socialistas jaleaban a Zapatero mientras éste se divertía destruyendo la nación que gobernaba. Total, que el PSOE viaja en tren bala, ocupando asiento de primera, hacia la irrelevancia por patente falta de seriedad.

Eso explica que quien saque de sus casillas a Rajoy en el Congreso de los Diputados, que es donde se ejerce la oposición, no sea nadie del PSOE, sino Rosa Díez. Es así porque los líderes de los dos partidos tradicionales de la izquierda nacional se dedican, uno a promover la comisión de delitos y el otro a tratar de sacar los colores al PP por no bajarse suficientemente los pantalones con los nacionalistas. De forma que han dejado que la menuda vasca se quede sola en el redondel haciendo oposición nacional al Gobierno. No se trata de discutir lo buenas o malas que puedan ser las ideas de Rosa Díez y de su partido, sino de constatar el hecho, al parecer muy irritante en las otras formaciones políticas, de que las tiene.

Cuando en el PP se quejan de que su labor exige tener enfrente un partido moderado de izquierdas que ejerza la oposición y que ahora no lo hay debido a la crisis del PSOE, lo hacen sin querer reconocer que ese papel lo interpreta hoy Rosa Díez. Y les fastidia porque ésta exige que el debate se realice donde siempre debiera hacerse, en el terreno de las ideas. El que UPyD tenga sólo cinco diputados no es suficiente para negar esa función a la diputada magenta, sobre todo cuando los otros, con más escaños, han dimitido de ejercerla. Es pronto para saber si UPyD será en el futuro el gran partido de izquierdas que suceda al PSOE tras su disolución en la irrelevancia, si es que finalmente se produce. Pero una cosa sí puede afirmarse: si es Carme Chacón la que ha de impedirlo, ya pueden los que todavía disfrutan de algún cargo por mor de su militancia en el PSOE hacer cola en la ventanilla y pedir el ingreso en UPyD. Espero que no los admitan.

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