Leo que en Génova, 13 han diseñado la estrategia de culpar a Aznar de todos los escándalos que salpican al PP y ya hay un editorial de El País que va por ahí. Y es inteligente porque se funda en la verdad. Y no hay mejor estrategia que apelar a la testarudez de los hechos. Quien puso a Miguel Blesa en Bankia fue Aznar, y no sin conocerlo, pues era su amigo y quizá fue ésa la cualidad decisiva para ser elegido para el cargo. Es verdad que quien le sucedió fue Rodrigo Rato y que todo siguió igual con él. Como no lo es menos que quien eligió al exministro de Economía no fue Aznar, sino Rajoy. Pero también lo es que Rato es inequívocamente hombre de Aznar, a cuya sombra hizo toda su carrera política, y ¿cómo iba a saber nada Rajoy de las mañas con las que se gobernaba Bankia ni de las cosas que había que hacer para que sindicalistas y políticos de izquierdas consintieran sin más que la presidencia de la Caja siguiera en manos del PP?
Lo de Gürtel es más claro todavía. Lo de Correa y el Bigotes es de la época de Aznar, quien además los invitó a la boda de su hija. Es verdad que Camps, que se dejó comprar por unos trajes baratos, fue quien le sacó las castañas del fuego a Rajoy en el congreso de Valencia, pero ¿cómo iba a saber el gallego lo que se cocinaba allí? También es cierto que uno de los pringados fue el marido de Ana Mato y que Mato es hoy ministra de Rajoy, pero es muy machista culpar a la esposa de los desmanes del marido, Jaguar o no mediante.
Lo de Bárcenas sí que está bien claro que es culpa exclusivamente de Aznar, que fue quien lo puso a manejar las cuentas del partido. Los habrá que recuerden que quien lo nombró tesorero fue Rajoy, pero aquello no fue más que dejar que corriera el escalafón. También los habrá que saquen a relucir los mensajes que Rajoy le envió. Pero ¿cómo iba a saber Mariano las andanzas de este señor, que gozaba de toda la confianza del presidente de honor? De lo único que se le puede culpar hoy al inquilino de La Moncloa es de no haber hecho un minucioso escrutinio de la situación del partido cuando lo heredó.
Y hay más cosas que no son estrictamente corrupción. Aznar tiene la culpa de que el PP sea visto como un partido militarista y pro yanqui, que es una imagen que le hace mucho daño en cualquier elección. También lo es de haber privatizado tanta empresa pública, dejando a España sin nada que vender ahora que padecemos esta crisis brutal. Y, por supuesto, su mayor culpa, su mayor responsabilidad, es la de haber elegido como sucesor a alguien casi tan incompetente como Zapatero. Pero de esto último quizá Rajoy no llegue a quejarse.