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Emilio Campmany

Enchufar al enchufado

Las oposiciones se inventaron para acabar con el enchufismo. Pero los sindicatos y el PSOE abusaron de la interinidad para poder enchufar a su gente.

Las oposiciones se inventaron para acabar con el enchufismo. Pero los sindicatos y el PSOE abusaron de la interinidad para poder enchufar a su gente.
Imagen de archivo de unas oposiciones celebradas en Galicia. | Xunta de Galicia

Dice el Gobierno que va a terminar con la temporalidad en el empleo público, una lacra que, según él, afecta también al sector privado. La noticia, así presentada, ensarta casi más mentiras que palabras. La temporalidad en el empleo público no es consecuencia de la permisividad de la legislación laboral, sino del enchufismo que practican sindicatos y partidos políticos. Se empieza por no querer sacar las plazas que hacen falta para ser cubiertas como se debe por el sistema de oposición con el pretexto de no cargar el presupuesto con un gasto de plazas fijas que podrían no ser necesarias en el futuro. Lo que se pretende en realidad es cubrir los puestos sin necesidad de oposición. Los elegidos suelen ser enchufados de los sindicatos y de los políticos de quienes dependen esas plazas. Para más recochineo, muchos de ellos son personas que en su día suspendieron la prueba de acceso al puesto que ocupan. Naturalmente, esas plazas jamás se amortizan ni se permite que opten a ellas quienes aprueben la oposición en cuestión. A los interinos se les renueva el contrato una y otra vez y terminan siendo calificados de funcionarios cuando nunca lo fueron. Estos interinos podrían aprobar en cualquier momento y pasar a ocupar una plaza fija. De hecho, algunos lo hacen. Pero, la mayoría no se presenta o suspende sistemáticamente. Muchas veces porque la plaza a la que podrían optar si aprobaran les conviene menos de la que ocupan interinamente.

Hoy se nos dice que, tras tantos años sin aprobar la oposición, merecen ser fijos. Como no pueden darles la plaza a dedo, como hicieron cuando se la entregaron interinamente, se recurre al expediente de convocarles un concurso-oposición ad hoc en el que el mérito esencial será el haber sido interino durante los años que sea. De esa manera será imposible que alguien pueda arrebatarles la plaza por mucho que estudie y se prepare y demuestre mayor aptitud. Incluso si con esa fundamental ventaja no fueran capaces de superar el examen, se les dará una indemnización y la inclusión en una bolsa de trabajo donde parece que volverán a ser interinamente enchufados.

Esta descripción de lo que se está cociendo puede ser, y con toda seguridad lo será, muy injusta para muchos de estos interinos. Y como toda generalización ignora muchos casos particulares que merecerían ser excluidos de la tacha o ser debidamente matizados. Pero, en términos generales, describe lo que se pretende y el origen del problema de manera relativamente fiel. En cualquier caso, mucho más fiel de cómo se nos presenta la noticia.

Las oposiciones se inventaron para acabar con el enchufismo. Pero, cuando llegó la democracia, los sindicatos y el PSOE abusaron de la interinidad para poder enchufar a su gente sin que tuvieran que hacer el oprobioso esfuerzo de aprobar una oposición. Y el PP, cuando gobernó, conservó la maña, mitad por beneficiarse de ella, mitad por miedo a los sindicatos. Ahora lo que harán es terminar de enchufar a los ya enchufados, que es algo muy diferente a resolver el problema de la temporalidad en el sector público.

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