El juez Ruz ha decretado el ingreso en prisión sin fianza de Bárcenas. Sin embargo, desde el punto de vista periodístico, aparte del morbo de verle vestido a rayas, hay poca novedad. No la hay en que tenga en el extranjero varios millones que no puede justificar. Y no la hay tampoco en que, con independencia de que hoy por hoy eso no esté probado en el sumario, todos sabemos que su enriquecimiento trae causa de haber sido tesorero del PP. Dado que Bárcenas no administraba directamente dinero público, cabe presumir que los millones que ha ido reuniendo fueron fruto de las sisas que fue haciendo a los pagos que empresarios realizaron al partido a cambio de los favores que les hicieron algunos cargos. Eso fue así con la trama Gürtel, pero Correa no da para meterle en el bolsillo tantos millones a L. B. Esto hace sospechar que se ha recurrido a este mismo modus operandi con otros empresarios. Eso se sospechaba antes de que aquél ingresara en prisión y eso es lo que se sigue sospechando ahora.
Tampoco hay novedad en cómo enfoca el PSOE el asunto. Atacaron primero con lo de los sobresueldos hasta que Guerra, confesando que le ofreció uno a Garzón, reconoció de algún modo que en Ferraz también los hay. Ahora lo que dicen es que Rajoy está incapacitado para gobernar por el miedo que tiene a lo que diga Bárcenas. Si Rajoy ha de dimitir, no es por miedo, sino por ser presidente de un partido que ha tenido como tesorero a un hombre de quien se sospecha que se ha enriquecido administrando las corrupciones de algunos altos cargos de ese partido en la Administración. Que los socialistas no lo digan con esta claridad hace suponer que no es el PP el único y que si todo se destapara lo que peligraría no sería un partido, sino el sistema.
No obstante, cabe otra explicación a esa, si no generalizada, amplia corrupción del PP, que habría dado para que su tesorero, a base de rebañar de aquí y de allá, haya acumulado un patrimonio de varias decenas de millones de euros: que algunas de las cuentas de Bárcenas en el extranjero no guarden dinero suyo sino del partido, y que él no haga otra función que la de testaferro. Eso salvaría al partido de la acusación de corrupción muy extendida entre sus altos cargos, pero consolidaría la de que es el propio partido el que es corrupto. Da igual porque ninguna de las dos posibles verdades salva a sus dirigentes.
María Dolores de Cospedal dice que el PP está haciendo un striptease. No lo niego. Pero, si es así, hasta ahora apenas hemos visto unos tobillos y a media luz. No es que falten siete velos por quitar, es que faltan setenta veces siete. Y cuando al fin podamos ver al partido en porretas, no creo que sólo estén los trajes, los relojes y los viajes que regalaba Correa. Queda todavía mucho striptease, doña María Dolores.