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Elías Cohen

Churchill el sionista

Churchill siempre comprendió la trayectoria histórica de los judíos, y simpatizó con y apoyó el sueño sionista.

Churchill siempre comprendió la trayectoria histórica de los judíos, y simpatizó con y apoyó el sueño sionista.

El pasado mes de junio se estrenó en Reino Unido un biopic de Winston Churchill, el gran estadista británico que no se rindió ante Hitler y lideró a su pueblo, y a los aliados, hacia la victoria total en la Segunda Guerra Mundial. Churchill es hoy una figura universal, elevada a la categoría de mito, que sigue generando inspiración y admiración a millones de personas.

En España tendremos que esperar hasta septiembre para verla en los cines; mientras tanto, merece la pena en analizar sus relaciones con el mundo judío y el sionismo.

El biógrafo oficial de Churchill, sir Martin Gilbert, por lo demás uno de los historiadores más autorizados sobre Israel y el pueblo judío, no dudó en calificar a Churchill como un gran amigo de los judíos y un decidido simpatizante de la causa sionista. Sin embargo, se ha acusado a Gilbert de dulcificar el perfil de Churchill en estos asuntos.

Gilbert fundamenta sus afirmaciones con bastante precisión en su famoso artículo "Cómo Churchill luchó por el sionismo", publicado el día 26 de noviembre de 1976 en la Middle East Review, y posteriormente (2007) en su excepcionalmente documentado libro Churchill and the Jews: A Lifelong Friendship. Tras su publicación, el laborista Isaac Herzog escribió en Haaretz:

Churchill se revela como un firme defensor de la visión sionista y un amigo declarado del pueblo judío, desde el comienzo de su vida pública hasta el día de su muerte.

El 8 de febrero de 1920, Churchill no dudó en ver como "beneficioso" el establecimiento de un Estado judío bajo la protección de la Corona británica. Entre 1921 y 1922 ejerció como ministro de Colonias y apoyó la creación de un hogar nacional para los judíos en la línea de lo expuesto en la Declaración Balfour. En este sentido, el 22 de agosto de 1921, ante una delegación de árabes palestinos, rechazó detener la inmigración judía hacia Palestina.

Posteriormente, el 8 de noviembre de 1931, cuando todos le creían un has been, publicó en elSunday Chronicle otro artículo célebre, "Moisés: el líder de un pueblo", en el cual establecía paralelismos positivos entre el Éxodo y el sionismo y alababa la figura de su amigo Jaim Weizman como líder sionista.

Su simpatía por el sionismo fue consecuente, y el 27 de mayo de 1939 votó en contra del Libro Blanco, el documento que limitaba la inmigración judía a Palestina, elaborado por el entonces ministro de Colonias, Malcolm McDonald. Churchill añadió que ninguna restricción debía imponerse.

Algunos se han dedicado a generar controversia, incluso a mentir, sobre las relaciones de Churchill con el judaísmo y el sionismo. El pasado 27 de enero, Michael J. Cohen, profesor emérito de Historia en la Universidad Bar Ilán, sostuvo en Haaretz que Churchill en realidad no se preocupó demasiado por los judíos ni ayudó al sionismo, y que la visión de Gilbert está dulcificada y mitificada. Cohen centra su crítica en dos cuestiones en las que, a su juicio, Churchill no estuvo a la altura que se le ha conferido: la denuncia del Holocausto y el bombardeo de Birkenau.

Cohen llega a mentir al afirmar que durante la guerra Churchill no se refirió públicamente al asesinato de judíos en masa. Por ejemplo, el 24 de agosto de 1941, en una emisión nacional de radio, denunció las masacres que estaban perpetrando los Einsatzgruppen nazis. Y el 14 de noviembre del mismo año escribió al diario Jewish Chronicle:

Ningún pueblo ha sufrido más cruelmente que los judíos los males indescriptibles que Hitler y su vil régimen ejercen sobre los cuerpos y espíritus de los hombres. El judío soportó el primer golpe de los nazis sobre las ciudadelas de la libertad y la dignidad humanas. Ha soportado y sigue soportando una carga que podría parecer más allá de la resistencia.

Verdaderamente, y aquí Cohen está más acertado, la decisión de no bombardear el campo de exterminio de Birkenau es un asunto que genera gran polémica. Lo pidieron formalmente tanto el líder sionista Jaim Weizmann como el general Wladyslaw Sikorski, jefe del Gobierno polaco en el exilio. En un primer momento se dijo que la negativa del Gabinete Churchill a bombardear Birkenau se debía a que el complejo estaba fuera del alcance de los aviones británicos, pero en agosto de 1944 Londres ordenó el lanzamiento de suministros a la resistencia polaca y los aparatos pasaron muy cerca de Auschwitz. De acuerdo con la teoría de Cohen, que se remite a sendas cartas que Churchill envió al arzobispo de Canterbury y a su amigo Lord Melchett (multimillonario judío), el premier británico dijo que la mejor forma de terminar con el asesinato masivo de judíos no pasaba por bombardear Birkenau sino por que los aliados ganaran la guerra lo antes posible. Según otras teorías, más amables con Churchill, la decisión se tomó, pero se pospuso por ciertas resistencias burocráticas y por la existencia de otras prioridades militares. Sea como fuere, que los aviones británicos no bombardearan Birkeanu (tampoco lo hicieron los norteamericanos, ni ningún otro contendiente) no hace a Churchill insensible ante el sufrimiento de los judíos o ante sus aspiraciones de autodeterminación.

De hecho, la fe de Churchill en el sionismo resistió ante los actos más viles perpetrados por sionistas radicales. De acuerdo con el historiador postsionista Tom Segev, Churchill afirmó a Jaim Weizman que apoyaría a los sionistas "aunque hagan cosas horripilantemente estúpidas". Ciertamente, Segev cree que el sionismo perdió a su más firme aliado cuando miembros del grupo terrorista judío Stern asesinaron en El Cairo a su amigo Lord Moyne. Churchill dijo entonces:

Si nuestros sueños sobre el sionismo terminan con el humo de las pistolas de los asesinos para producir sólo un nuevo conjunto de gángsteres dignos de la Alemania nazi, muchos como yo tendrán que reconsiderar la posición que hemos mantenido de manera constante y durante tanto tiempo.

Como ha declarado Anthony Rosenfelder, fideicomisario de la Fundación Jerusalén, Churchill "combinó un entendimiento histórico del pueblo judío y lo que la Tierra Prometida significaba para los judíos (…) con la Realpolitik".

En 1952, ya establecido el Estado de Israel, Churchill escribió sobre los judíos:

Personalmente, siempre he estado de su lado, y he creído en su invencible poder de sobrevivir a las luchas internas y a las mareas mundiales que amenazan su extinción.

En definitiva, Churchill siempre comprendió la trayectoria histórica de los judíos, y simpatizó con y apoyó el sueño sionista. A ver si esta actitud determinante se refleja en la película.

© Revista El Medio

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