La descomposición ideológica del PP se está acelerando tanto y de forma tan suicida que Gallardón, caudillo del proyecto de "reconstruir la derecha" anunciado por el difunto Polanco, el vivo Cebrián y demás enemigos de la libertad y de España, va a tener que frenarlo si es que aspira a "jefear" (precioso término en español de América) algo parecido a un partido que pueda ganar o medio empatar unas elecciones. Tanto y tan deprisa se ha gallardonizado el PP que, a este paso, no le va a servir ni a Gallardón.
Y es que la vuelta a las "esencias de la refundación" anunciada por Mariano el perfumista puede suponer la vuelta a los ciento cinco escaños legados a sus sucesores –nacidos para ser sucedidos–, por Fraga I "El Refundador", líder natural de aquella "mayoría natural" naturalmente condenada a perder las elecciones con el PSOE. En Génova 13, donde todos los días son martes, podrían actualizar el éxito setentero de Gilbert O´Sullivan Alone again, naturally añadiéndole "and ever loser, yes, of course". La niña de Rajoy podría cantarlo con el alcalde de Madrid al modo de aquel dúo que, siendo yo muy niño y Fraga muy ministro, hacían José Guardiola y su hijita. Los recuerdo saliendo en la tele después de Herta Frankel y sus muñecos, presentados por Franz Johan, el más incombustible de los "vieneses" barceloneses, y antes de las Hermanas Kessler, dos gemelas alemanas capaces de reunir y mover conjuntadamente cuatro larguísimas piernas, que producían en los indígenas un grave silencio admirativo.
– Son muy finas, sí – decían las indígenas–; pero un poco frías, para mi gusto.
– Sí, yo también las veo algo frías. Elegantes pero frías. Y altas, yo creo que un poco demasiado altas, ¿no? Vamos, me parece a mí.
– Lo que me gusta, aunque la repitan, es la canción de José Guardiola y la niña. ¡Qué bien canta ese hombre! Y no es feo, eh. Yo creo que feo, lo que se dice feo, no es.
– Qué va a ser feo, mujer. Si acaso triste, serio; como si le hubiera pasado algo.
– No es serio, o sea, serio. Es que los catalanes son así, sosos, pero muy formales.
– Qué bien le dice la niña: "Di, papá, ¿dónde está el Buen Dios? / Dímelo, dímelo, di, papá".
– A mí me gusta más cuando él le contesta: "Pues sí, corazón, sé donde está: / cuando adoras a Papá y obedeces a mamá". ¡A ver si tomáis nota!, les decía yo a los míos. Pero ni caso. Claro que siempre quedará algo. Daño no les va a hacer, digo yo.
– Eso digo yo también.
Y algo así dirán las telecomadres cuando la niña de Rajoy le cante a Gallardón:
– "Dime tú, cómo puedo ganar / dímelo, dímelo, dilo ya."
A lo que el archiedil y protofaraón responderá con voz de óboe:
– "Pues sí, corazón, tu ganarás / cuando votes al PP / y obedezcas a Cebrián."
Ahora bien, si en la ponencia política búlgara van a ponerse en plan Feijoo, tan simpáticos con el buen pueblo de las vascas y los vascos, y con la Cataluña del notario del Tinell pero tan antipáticos con quienes les votan; si el discurso electoral hasta el 9-M contra Zapatero se convierte en el discurso del PSC contra la COPE y El Mundo; si la sumisión intelectual a la progresía sigue la pauta del socialismo lassalliano, el de ahora (contra Thatcher, contra Reagan y, por supuesto, contra Libertad Digital) que es como el de ayer con profidén, y aquel ya resultaba zafio y entreguista a los marxistas clásicos, la desbandada de votos oscurecerá el cielo de las encuestas, aunque las perpetre Arriola. Y vaciará inexorablemente las urnas de papeletas del Centro Simpático (CS, antes PP), que es como la tinta simpática, invisible hasta que el calor de la llama desvela la palabra oculta. No, no será "traición" o "rendición". Será un emoticono sonriente y un "¡Hola!".
¿Pero de qué le sirve a Gallardón un PP con seis u ocho millones de votos? De poco o de nada. Ni siquiera conseguirá que el PSOE reparta el Poder con él. Ambos harán su campaña política contra los núcleos de resistencia liberal y propiciarán el nacimiento de una extrema derecha caricaturesca y convencional, que engordará por reacción y hará más fácil, si fuera menester, el acuerdo con UPyD, que en las próximas elecciones autonómicas y europeas será, supongo, la beneficiaria del voto de castigo al PSOE y, sobre todo, al PP. Pero el PP como tal quedará tocado sin necesidad de estar hundido. Y al sandokán de Prisa, heredero único de Rajoy, le quedará el papel recortado y amarillento de su éxito con la niña de José Guardiola, que hoy sería Don Josep. ¿Y ella? ¿Cómo se llamaba ella? ¿Rosa María, María Celia, Maria Dolores, Mary Soraya? Bueno, en realidad, Maricomplejines, menos Esperanza, se puede llamar como quiera.
Rafael de León, con facultades mágicas y adivinatorias, escribió Yo soy esa, homenaje a la pobrecita buscona de la posguerra, huésped de las sombras de la calle. Concha Piquer, quién si no, hizo popularísima la copla de Quintero, León y Quiroga. Díganme ustedes si esta Canción de la que se echó a perder no retrata al Partido Popular:
Yo era luz del alba, espuma del río,
candelita de oro puesta en un altar;
Yo era muchas cosas que ya se han perdido
en los arenales de mi voluntad.
Y ahora soy lo mismo que un perro sin amo,
que ventea el sitio donde va a morir.
Si alguien me pregunta que cómo me llamo,
Me encojo de hombros y contesto así:
Yo soy...esa.
Esa oscura clavellina
que va de esquina en esquina
volviendo atrás la cabeza.
Lo mismo me llaman Carmen,
que Lolilla que Pilar;
con lo que quieran llamarme
me tengo que conformar.
Soy la que no tiene nombre,
la que a nadie le interesa,
la perdición de los hombres,
la que miente cuando besa.
Ya lo sabes. Yo soy... esa.
Un mocito bueno, color de aceituna,
Pudo ser la tabla de mi salvación:
"como a ti te quiero, no quise a ninguna;
te ofrezco la rosa de mi corazón"
Y yo, que mintiendo me gano la vida,
me sentí orgullosa del cariño aquel,
y para pagarle lo que me quería,
Con cuatro palabras lo desengañé.
Yo soy...esa.
Esa oscura clavellina
que va de esquina en esquina
volviendo atrás la cabeza.
Lo mismo me llaman Carmen,
que Lolilla, que Pilar;
con lo que quieran llamarme
me tengo que conformar.
Soy la que no tiene nombre,
la que a nadie le interesa,
la perdición de los hombres,
la que miente cuando besa.
Ya lo sabes. Yo soy... esa.
Maricomplejines, que por miedo al qué dirán se cuidaba tanto de sacar los pies del plato, se ha echado a las tajadas. Y de un día para otro, del 9-M al 10-M, olvidándose del 11-M, se nos ha echado a perder. Ya sólo tiene complejos ante los suyos: la familia, el cura, algún mocito tierno que soñaba con disfrutar el monopolio de su virtud. Pero con los clientes de sus servicios, se conforma con lo que le llamen, según la plaza que trabaje: Montse, Edurne, Amparo, Macarena, Pilar... ¡Con la lengua en que la multen se tiene que conformar! La que no llegaba nunca se ha pasado del todo. La candelita de oro puesta en un altar, se apagó. La Marianela que parecía que iba recuperar la vista se nos ha cegado ella solita ante el relumbre del Poder. Rajoy podría cantar, si no cantara tanto, eso de "yo era muchas cosas que ya se han perdido /en los arenales de mi voluntad". Y como en la última dictadura, al que le sobre sensibilidad siempre le quedará la antigua canción española, la música de aquella letra "que el viento se la llevó", como dice la Piquer en otra canción, cuyo título no consigo recordar.
– ¿"Y sin embargo te quiero"?
– No, Maricomplejines. Ya no.