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El blog de Federico

El renovado milagro de la COPE, romana y numantina

Tengo un tanto desatendido el blog últimamente, porque entre demonios simpáticos y paranoicos ingeniosos se me agolpan las objeciones de conciencia racional. Y hay algunos que escriben los post de media en media docena. Cada cual tiene su estilo y yo creo en la buena fe de la mayoría, pero no costaría demasiado reunir en un post más largo siete breves, vamos, digo yo. No es problema de lealtad sino de estética.
Pero como veo a algunos simpatizantes inquietos y a algunos cánidos del género troll dando gracias al cielo de Polanco porque la COPE no ha subido en el último EGM, si bien prácticamente repite resultados, lo mismo que La Mañana, aclararé un par de cosas. La primera es que, como bien pudo verse, a mí no me apetecía ni comentar el EGM, que me parece un sistema de medición técnicamente incorrecto y siempre lesivo para la COPE. Lo he dicho y lo repito: nunca debimos volver, y menos sin garantía alguna de enmienda. Ahora bien, esa decisión la toma la casa, y creo saber por qué: los técnicos, o comerciales, o publicitarios, o como quiera llamárseles, prefieren un EGM malo, bajo o rebajado a la fuerza porque aun así siempre es rentable para la casa, que tiene un suelo solidísimo y un target o público seguidor perfectamente diferenciado, de forma que entra automáticamente en los proyectos automatizados de las centrales de medios, y como los comunicadores de la COPE somos baratos y la radio es austera en sus gastos, el beneficio material compensa el menoscabo moral, que tampoco es mucho.
Pero lo que se dilucidaba en este EGM no era si Carlos bajaba cinco mil o yo subía siete mil, que en eso viene entreteniéndose el EGM hace año y pico. Mientras Francino sea el más escuchado pese a ser desconocido, cada anunciante hace del EGM el caso justo, o sea, escaso, y las tres grandes cadenas privadas están a gran distancia, comercialmente hablando, de las demás. Un detalle, supongo que involuntario, es que este último EGM es el mejor que ha tenido COPE en Cataluña en años. Por eso nos roban las emisoras. Y los tres grandes programas matinales nos movemos, de creer al EGM, en una caída pequeñita pero generalizada que iría del 2% al 5%, y que está por debajo del nivel de error técnico de cualquier encuesta pero que apesta a cocina de cabrales sin queso. Eso de que en invierno la audiencia de la radio generalista baje no ha sucedido jamás. O que bajen los matinales y suban los programas que van detrás. Pero, en fin, eso son fruslerías.
Lo único que se discutía de verdad, y que en medios políticos se daba por hecho, era si la audiencia de la COPE se mantenía fiel o desertaba masivamente al enfrentarnos tanto con el PSOE de siempre como con el PP de ahora, padeciendo además la habitual campaña de los nacionalistas-socialistas y sus secuaces mediáticos para cerrar la cadena. Los mismos que decían hace un año que la COPE era sólo el brazo armado del PP decían ahora que enfrentarnos con el marianismo payudar nos llevaría a la ruina. Pues bien, ni éramos entonces del PP, sino que coincidíamos en principios o planteamientos de la antigua dirección (la defensa de las víctimas del terrorismo, de España y de la libertad), ni hacemos ahora otra guerra al PP que la de haber abandonado esos principios. Si Trillo va de la mano con Rubalcaba, ni vamos a dejar de criticar al del PSOE ni vamos a negar responsabilidad al del PP. Y así, en todo. Nos quedamos solos criticando el plan de apoyo a los banqueros. Nos quedamos solos a principios de septiembre con nuestros programas especiales para apoyar a los nuevos pobres y a los cientos de miles de afectados por una crisis económica terrorífica que la España Oficial se empeñaba en negar. Nunca la programación de la COPE no religiosa había sacado a tantos curas, monjas y voluntarios católicos que ayudan al prójimo ni éstos habían tenido un respaldo popular tan grande. Pero les llevábamos la contraria a muchos intereses políticos y económicos y se nos auguraba un castañazo de aúpa.
No ha sido así. Con absolutamente todo en contra, nos hemos mantenido muy bien, y el único problema que tiene La Mañana
es demasiados minutos de publicidad. ¡Cuánto darían muchos por padecer ese mal! Pero la COPE sigue siendo romana y con espíritu numantino, que me parece una fórmula de síntesis muy española para los malos tiempos que corren. Podríamos haber caído a la mitad de audiencia y habríamos tenido moralmente razón, pero la empresa tendría que haber buscado otros jugadores, porque a veces se juega bien y no se meten goles. Pero no. Hemos jugado como mandan los principios y seguimos metiendo los mismos goles. No nos afectan las campañas liberticidas del PSOE, del PP o de los nacionalistas. Estas Navidades se ha renovado el milagro de la COPE al que dediqué un libro hace dos años y que pronto merecerá otro, porque la que me han montado a mí los roedores zurdos o diestros este año último ha sido de aúpa. Pero ahí seguimos y la gente sigue con nosotros. Milagroso, pero sigue. Eso es lo que se jugaba en este EGM y eso es lo que hemos ganado: el derecho a seguir defendiendo lo que tantos quieren callar. Así pues, hay dos motivos de alegría: los buenos nos siguen y los malos no pueden con nosotros. ¡Qué película haría Frank Capra sobre la COPE: Juan Nadie proclamando en Navidad qué bello es vivir!

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