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Eduardo Goligorsky

Los apadrina el camarada Putin

Los buitres, entre los que Rusia ocupa un lugar sobresaliente, tienen en el punto de mira las comunidades fracturadas como lo sería una Cataluña independiente.

Los buitres, entre los que Rusia ocupa un lugar sobresaliente, tienen en el punto de mira las comunidades fracturadas como lo sería una Cataluña independiente.
Efe

Los mandados de la Generalitat deambulan como almas en pena, con nuestro dinero, por las antesalas de las cancillerías, secretarías, subsecretarías y conserjerías de todo el mundo, mendigando avales para el proceso secesionista de Cataluña. En mi artículo "Las perlas taradas del Diplocat" (LD, 18/9) aludí a la magra cosecha recogida con tanto derroche: el apoyo bochornoso del liguista padano Roberto Maroni y del presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso de EEUU, Dana Rohrabacher, a quien el New York Times había catalogado como el hombre del Kremlin en la Cámara de Representantes.

Falsa victoria

El fracaso de los bien remunerados gestores es explicable. Informa Lluís Uría (LV, 29/9) de que el analista italiano Lucio Caracciolo, director de la revista de geopolítica Limes y de Heartland (Eurasian Review of Geopolitics), advirtió desde el diario La Repubblica:

El resultado de las elecciones en Catalunya podría tener el efecto de un seísmo en el continente, al alentar las aspiraciones secesionistas desde el País Vasco y Galicia a Silesia y Moravia, de Bretaña y Frisia a Baviera y Flandes, de Córcega y Occitania a Cerdeña y el Véneto.

Añade Uría:

Esta es la visión que impera en Berlín, París o Londres. Y poco importa que el separatismo catalán -como el escocés- se proclame europeísta por los cuatro costados. En el continente, los conceptos de europeísmo y soberanismo son considerados antitéticos.

Y estas no son fantasías tendenciosas desprovistas de sustento en la realidad. Al comentar los festejos con que los secesionistas celebraron en el Born la falsa victoria que ha dejado acéfala a Cataluña, con sus sectas a la greña, Josep Playà Maset escribió (LV, 28/9):

Entre las esteladas aparecen banderas amigas, de Córcega, Galicia, Cerdeña. Bustianu Cumpostu, coordinador del movimiento Cerdeña Nación Independencia, está eufórico: "Hoy se está cambiando Europa. Ya no será la misma, desde hoy habrá que tomar en cuenta al pueblo. Queremos ser catalanes, sardos, corsos".

La hora de la verdad

Llega la hora de la verdad. No todos los albaceas del secesionismo catalán son detritos de la política residual como Rohrabacher, Maroni o Cumpostu. Ahora lo apadrina un imponente líder del mundo mundial: el camarada Vladímir Putin. Pilar Bonet, veterana corresponsal de El País en Moscú, nos cuenta la abracadabrante historia en su blog Las Atalayas (21/9). He aquí una síntesis.

El pasado 20 de septiembre se dieron cita en el hotel President, que pertenece a la Administración del Kremlin, los asistentes al "Diálogo de naciones. Derecho de los pueblos a la autodeterminación y construcción de un mundo multipolar". El simposio lo organizó el Movimiento Antiglobalista de Rusia, presidido por Aleksandr Iónov, de 25 años, y asistieron delegados del "reino de Hawai", del "Estado nacional soberano de Borinken" (Puerto Rico), del movimiento revolucionario “Uhuru”, del Sinn Féin irlandés, del Partido Republicano de Irlanda, del Frente Polisario del Sáhara Occidental y -¡atención!- de Solidaritat Catalana per la Independencia. La delegación de Texas no acudió porque sus miembros estaban muy ocupados preparando el referéndum del año próximo (sic).

Pilar Bonet empieza por desmenuzar el presupuesto del encuentro para dejar claro que fue patrocinado por el Kremlin en el marco de su política encaminada a sembrar semillas de discordia en el mundo libre, subraya luego que "tras la anexión de Crimea, Rusia ha introducido un nuevo artículo en su código penal que permite castigar con penas de prisión a quien exprese ideas que supuestamente atenten contra la integridad del Estado", y puntualiza finalmente, con un toque de ironía:

Ni tibetanos, ni tártaros, ni kurdos, ni montañeses del norte del Cáucaso, ni pueblos de la ex Yugoslavia fueron invitados a la conferencia que pretendía reunir en Moscú a los representantes de movimientos independentistas y de autodeterminación "que demuestran de forma evidente la crisis e ineficacia del modelo occidental de dirección del Estado".

En cambio, el organizador Aleksandr Iónov se jactó de mantener buenas relaciones con Nicolás Maduro y Cristina Fernández de Kirchner y de haberlas mantenido con los hijos de Gadafi, y mostró fotos en compañía del dictador sirio Bashar al Asad y del expresidente iraní Mahmud Ahmadineyad. El 31 de marzo de 2014 Putin le entregó un diploma en agradecimiento por sus actividades internacionales.

¿Quién se beneficia?

Tras la intervención del profesor Ramón Nenádich, "presidente del Estado Nacional Soberano de Borinken" en Puerto Rico; del representante del "reino de Hawai", que transmitió los saludos del rey Edmund K. Silva Jr., y pidió el restablecimiento de la independencia de que gozaba el reino hasta finales del siglo XIX, y de Omali Yeshitela, portavoz de los revolucionarios de Uhuru, le tocó el turno al emisario del secesionismo catalán. Relata Pilar Bonet:

Enric Folch, de Solidaritat Catalana, realizó una exposición histórica en inglés y manifestó que los líderes europeos como Angela Merkel o David Cameron tratan de "asustar a la población" asegurando que Cataluña no podrá ser parte de la UE. "Ya veremos. La liberación de Cataluña de España es el tema prioritario y lo otro ya lo decidiremos cuando seamos independientes, porque lo que preocupa a los líderes europeos es quién pagará la gran deuda de España si Cataluña se independiza". Tras un "Visca Catalunya" y un vídeo de las manifestaciones independentistas y las esteladas, los presentes aplaudieron y el anfitrión expresó el deseo de que "la próxima conferencia sea en Barcelona".

No es la ambición de pasar a la historia como un apóstol justiciero de la autodeterminación y la emancipación de los pueblos lo que mueve al codicioso camarada Putin a dilapidar los menguantes fondos de su Estado en la convocatoria de un colectivo de subordinados complacientes. La pregunta que formula el observador desconfiado es la que ya está estereotipada en el imaginario popular: Cui prodest? ¿Quién se beneficia?

Los buitres, entre los que hoy Rusia ocupa un lugar sobresaliente, tienen en el punto de mira las comunidades fracturadas, debilitadas y huérfanas de apoyos exteriores, como lo sería una Cataluña independiente, para sojuzgarlas gradualmente. Los neocolonizadores podrían haber sido China o Qatar, pero Rusia se les ha adelantado apadrinando a los demagogos cainitas que promueven el caos disfrazados de salvapatrias. Éstos, impulsados por su vocación totalitaria y antieuropea, cumplen los requisitos para convertirse en el caballo de Troya infiltrado durante una nueva guerra fría. Por fortuna, la votación del 27-S demostró clamorosamente que el 64 por ciento de los 5.500.000 ciudadanos catalanes inscriptos en el censo electoral (3.520.000 contra 1.980.000) le cierran el paso al mítico armatoste.

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