El Gobierno y su socio de referencia en Cataluña, el partido golpista ERC, escenificaron este lunes un acercamiento que abre la puerta a la concesión inmediata del indulto a los separatistas encarcelados por sedición.
El antecedente inmediato a esta vergonzosa efusión de parabienes ha sido una carta pública en la que el sedicioso Oriol Junqueras abandonaba su postura de rechazo a cualquier medida de gracia. En efecto, del "que se metan el indulto por donde les quepa", el condenado separatista ha pasado a valorar positivamente lo que considera "gestos que pueden aliviar el conflicto".
En el Gobierno social-comunista han saludado con euforia este pretendido gesto del golpista para nada arrepentido. Los ministros implicados, muy especialmente el de Justicia, aceleran los trámites para redimir las penas de los condenados por el procès antes de que acabe el mes, al calor de este entendimiento con las fuerzas golpistas, que siguen comprometidas con la voladura del orden constitucional.
Con la colosal desvergüenza que le es consustancial, Pedro Sánchez habla y no para de "valentía" y "generosidad". Él. En realidad, lo que hace es comprar el apoyo parlamentario de una banda de golpistas para tratar de agotar la legislatura, objetivo que, para su desgracia, cada vez se antoja más complicado.
Por todo ello resulta especialmente pertinente la convocatoria de una concentración en Madrid, el próximo domingo, contra los indultos a los golpistas. El llamamiento de la plataforma cívica Unión 78 no podía ser más oportuno, en una semana en la que el Gobierno ha confirmado sus intenciones de dejar sin efecto una sentencia del Tribunal Supremo contraria a sus intereses, tan lesivos para la Nación. Es el momento de que los españoles hagan saber al felón de la Moncloa que sus manejos solo les comprometen a él y a su servil partido, enfangados ambos en la mayor operación de degradación política del periodo democrático.