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¿Una nueva Chacón?

Después muchos años contribuyendo a exacerbar el separatismo en tierras catalanas, Chacón se presenta como la defensora de España y los españoles.

La irrupción de Carmen Chacón en la escena mediática, con sendas entrevistas en diarios nacionales, ha sido interpretada en general como la reentré de una política capaz de poner altas dosis de sensatez en el gallinero en que se ha convertido el PSOE.

A tenor de las valoraciones que se están haciendo, pareciera que Chacón no tiene responsabilidad alguna en el estado calamitoso en que se encuentra España. Pero lo cierto es que carga sobre sus espaldas con todos los desmanes perpetrados por su mentor, José Luis Rodríguez Zapatero, empezando por el liberticida estatuto de Cataluña, uno de los peores artefactos legislativos que haya padecido España en democracia; artefacto, que, por ejemplo, acaba con la igualdad de los españoles y la solidaridad entre los distintos territorios que conforman la Nación, valores con los que ahora la exministra de Zapatero se llena la boca.

Chacón fue dirigente del PSC en tiempos del malhadado Tripartito, que además de dejar Cataluña como un erial persiguió a comerciantes que rotulaban sus tiendas en castellano, impidió a los niños estudiar en castellano y se prodigó en los desplantes y desprecios a los símbolos nacionales. Chacón es, en fin, una política que ahora rechaza los postulados soberanistas de CiU y proclama su condición de española, pero en su momento no tuvo empacho en alinearse con ERC, partido todavía más delirante y extremista, y acudir en socorro de un actor elevado a los altares del separatismo por insultar a la "puta España" en la televisión pública catalana.

Después de una larga trayectoria contribuyendo a exacerbar el separatismo en tierras catalanas, donde no hubo traición a España a la que no contribuyera con entusiasmo, Chacón pretende presentarse ahora como salvadora de la patria, con el PSOE detrás como garantía de la unidad, la igualdad y la solidaridad de todos los españoles. Menuda garantía, el PSOE de la taifa y el derrumbe ideológico, electoral y moral.

Con todo, Carmen Chacón no puede aceptar que la Constitución se aplique por igual en toda España, de ahí su pretensión de reformarla para implantar un federalismo que a veces es asimétrico, a veces no lo es y que significa siempre, cuando hay socialistas de por medio, cualquier cosa menos la garantía de la igualdad entre todos los españoles.

La debilidad de Rubalcaba y el previsible batacazo del PSC en las inminentes autonómicas catalanas son las únicas claves que permiten comprender esta vuelta de Carmen Chacón al primer plano. Ni ha cambiado de parecer respecto a las grandes cuestiones nacionales, ni tiene intención de reformar el PSOE para convertirlo en un partido leal a España y a los españoles si prosperara su asalto al liderato. El objetivo de Chacón es, simplemente, tomar posición ante la guerra sin cuartel que los socialistas van a librar en cuanto se consume su desastre electoral en Cataluña.

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