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EDITORIAL

Si no es del PP, no es corrupción

También es corrupción la doble vara de medir que algunos utilizan a la hora de denunciar la corrupción en función de si afecta o no al PP.

Si de algo ha servido la discreta e insulsa comparecencia del expresidente de Caixa Catalunya Narcís Serra ante la comisión de investigación del Congreso sobre la corrupción y la crisis económica es para poner en evidencia, por enésima vez, la vergonzosa doble vara de medir que utilizan algunos partidos políticos y algunos medios de comunicación a la hora de denunciar la corrupción, en función de si afecta o no a miembros o exmiembros del PP.

Mientras el que fuera presidente de Bankia y vicepresidente del Gobierno con Aznar, Rodrigo Rato, fue sometido hace escasas semanas a un interrogatorio más inquisitorial que riguroso, con constantes descalificaciones e insultos por parte de los diputados, Narcís Serra, vicepresidente de Gobierno con González, ha sido tratado este miércoles con guante de seda durante una plácida sesión en la que el más incompetente gestor que haya conocido nuestro sistema bancario se ha permitido incluso dar lecciones de cómo debería haberse salvado la entidad financiera catalana que fue definitivamente a la ruina durante su mandato.

No menos criticable es el muy distinto tratamiento que los medios de comunicación han brindado a una y otra comparecencia: mientras la de Rodrigo Rato abrió los informativos de radio y televisión y copó las portadas y editoriales de la prensa escrita, la de Serra ha tenido tan escaso eco como tuvo, el martes de la semana pasada, su silenciada comparecencia ante la Audiencia Nacional en condición de imputado/investigado por un presunto delito continuado de administración desleal, que habría causado un agujero de más de 720 millones de euros a la extinta entidad financiera catalana.

Téngase en cuenta, por otra parte, que mientras que Rodrigo Rato apenas estuvo año y medio en la presidencia de Bankia, a la que llegó ya en plena crisis económica (diciembre de 2010), Narcís Serra alcanzó la presidencia de Caixa Catalunya en 2005, permaneciendo en ella más de cinco años, durante los cuales se subió escandalosamente el sueldo incluso después de que la entidad tuviera que ser intervenida por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria. Si a Bankia se le destinaron 12.347 millones de euros del contribuyente, a Caixa Catalunya se le dedicaron 12.676.

Así las cosas, sólo el sectarismo ideológico y un muy corrupto criterio sobre cuándo se debe denunciar la corrupción explican este bochornoso doble rasero político y mediático con el que se trata una lacra que, en realidad, nada tiene que ver con los colores políticos sino, sencillamente, con la falta de honradez.

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