Los dos debates tendrán una importancia crucial
Ya en el ecuador de la campaña electoral, los estudios demoscópicos siguen pronosticando una gran igualdad entre los bloques de izquierda y derecha. Los cinco principales partidos parece que también manejan ese escenario, y bregan por romper el equilibrio en su favor y en favor de su bloque.
En la izquierda, Pedro Sánchez trata de sacar partido del colapso del partido comandado por los potentados comunistas Pablo Iglesias e Irene Montero, lastrado por las purgas perpetradas por la pareja que acabó con cualquier asomo de credibilidad de la formación morada con la adquisición de su vivienda de lujo en la localidad madrileña de Galapagar, feudo de la derecha. El líder socialista apela al voto útil de la izquierda para evitar una mayoría del centro-derecha que llevara al popular Pablo Casado a la Moncloa, de la mano de Ciudadanos y Vox.
El virtual empate técnico y la enorme bolsa de indecisos confieren una gran importancia a los dos debates que tendrán lugar esta misma semana, que incomprensiblemente se celebrarán en días consecutivos y que han dejado por los suelos la imagen de las obsecuentes TVE y Antena 3.
Lo que se dirime el próximo domingo es el futuro de la Nación y la vigencia del régimen constitucional surgido en 1978, clamorosamente amenazados por el PSOE del felón Sánchez, que por supuesto no tendrá la menor duda en aliarse con proetarras, comunistas y golpistas para seguir donde jamás le ha puesto el electorado.
En ninguno de los dos debates podrá escucharse la voz de Santiago Abascal, boicoteado por la Junta Electoral en función de unas disquisiciones técnicas que, en cambio, no impidieron la participación de Podemos y Ciudadanos en los debates de 2015. A pesar de tan injusta ausencia, los debates del martes y el miércoles serán muy importantes para despejar dudas y fijar posiciones de cara a las trascendentales elecciones del domingo.