A3 Media y Mediaset, los grupos de comunicación hegemónicos en España, verán reforzada su posición de dominio con el resultado del concurso de licencias de TDT convocado por el Gobierno en el pasado mes de abril, cuya resolución hemos conocido esta semana.
De las seis nuevas licencias ofertadas, el Gobierno ha concedido un nuevo canal a cada una de estas corporaciones y otro a Real Madrid TV, los tres en alta definición. Los restantes canales, todos en calidad estándar, han ido parar a 13 TV, el grupo Secuoya y Kiss FM, en este último caso para lanzar un canal dedicado fundamentalmente a la música. Han quedado fuera de este reparto de frecuencias el Grupo Prisa, principal damnificado de esta decisión gubernamental, y El Corte Inglés, que también pretendía un canal de TV.
Con esta última configuración de licencias estatales, el panorama mediático en España se ve consolidado con la supremacía incontestable de Mediaset (7 licencias) y A3 Media (6 licencias), que acumulan en conjunto la mitad de los actuales canales de televisión accesibles en todo el territorio nacional. La potencia de estos verdaderos acorazados mediáticos en el panorama español se traduce en que, tras las múltiples cesiones de Zapatero, consolidadas y aumentadas por Rajoy, ambos grupos se quedan con el 80% del mercado publicitario total en medios televisivos, un porcentaje que a partir de ahora no va a dejar de aumentar.
El duopolio existente en el panorama televisivo español no tiene parangón en los países de nuestro entorno. En lugar de garantizar la pluralidad informativa y permitir que los ciudadanos tengan una mayor oferta de medios de comunicación de alcance nacional, el Gobierno de Rajoy ha decidido fortalecer a los dos grupos que, de hecho, ya tenían bajo su control la formación de la opinión pública mayoritaria en nuestro país.
El hecho de que, además, los canales de televisión de estos dos grupos sean los que más se distinguen en su desprecio a la idea nacional de España y la libertad de sus ciudadanos otorga a la decisión del Gobierno un marcado carácter suicida, acorde con la incapacidad demostrada por el PP para gestionar con un mínimo criterio la política en materia de medios de comunicación.
Pero las consecuencias que esta decisión del Gobierno tenga para el Partido Popular en el futuro es algo que debe preocupar sobre todo a sus dirigentes, cuyo destino político han entregado a los dos medios que, día y noche, trabajan sin descanso para desbancarlos del poder. Lo que resulta inadmisible es que Rajoy haya decidido traicionar a todos los españoles, fortaleciendo arbitrariamente el dominio de los medios que más se distinguen por su deseo de socavar los principios y valores que caracterizan, sobre todo, a los que todavía votan al PP.