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EDITORIAL

Que se contenga Hamás

Según parece, Israel es el único país del mundo que no tiene derecho a defender a sus ciudadanos de esa agresión constante.

Las diferencias morales entre Hamás e Israel son tan obvias que resulta sorprendente que tantos se nieguen a verlas. Mientras los palestinos celebraban el asesinato de tres adolescentes judíos a los que Hamás había matado no por haber hecho nada, sino por ser lo que eran, el Gobierno israelí encontró y metió en la cárcel a los asesinos de un adolescente palestino al que mataron en venganza por el crimen anterior, con el aplauso general de la población hebrea, que reclamó la pena de muerte para ellos. Mientras los terroristas de Hamás esconden sus cohetes en escuelas y piden a los suyos que hagan de escudos humanos, los israelíes se esfuerzan por reducir las víctimas civiles avisando a los afectados para que no les alcancen las bombas.

"La paz llegará cuando los árabes amen a sus hijos más de lo que nos odian a nosotros" es la recordada frase de Golda Meir que resume mejor que nada el núcleo del conflicto entre Israel y Palestina. Sin embargo, pocos recuerdan que estas palabras estaban precedidas por la siguiente reflexión: "Podemos perdonar a los árabes por matar a nuestros hijos. Pero nunca podremos perdonarles que nos obliguen a matar a los suyos". Por más que les chirríe a quienes sólo aceptan la propaganda de Hamás, generosamente amplificada por la mayoría de los medios europeos, ésta ha sido y sigue siendo la perspectiva con la que la mayor parte de los israelíes aborda el conflicto.

Así, mientras el ingenio hebreo se ha esforzado por encontrar la forma de proteger a sus civiles de los cohetes que continuamente llueven desde Gaza, Hamás gasta el dinero que recibe de Occidente en armas y túneles. Aunque no se informe de ello en España, las poblaciones más cercanas a la Franja viven en un continuo estado de excepción en el que rutinariamente deben dejarlo todo y refugiarse, aprovechando los pocos segundos que pasan desde que suenan las sirenas de aviso hasta que caen los cohetes. Según parece, Israel es el único país del mundo que no tiene derecho a defender a sus ciudadanos de esa agresión constante.

Tanto es así que el Gobierno español ha tenido la caradura de pedir "contención" a Israel ahora que ha iniciado una operación terrestre para destruir los túneles a través de los cuales el grupo terrorista se aprovisiona e intenta secuestrar y matar israelíes. No existe Gobierno occidental, incluyendo el español, capaz de aguantar la agresión continua que soporta Israel con la "contención" con la que reacciona el país hebreo. No estaría de más que el Gobierno del PP abandonara de una vez esa postura ambigua con que aborda el conflicto y dejara de intentar dar lecciones de moral a la única parte de este conflicto que la tiene en cuenta.

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