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EDITORIAL

Patética campaña del PP

Qué significativa y reveladora es la campaña electoral que está llevando a cabo el partido de Moragas, Arriola, Rajoy y Santamaría.

Qué significativa y reveladora es la campaña electoral que está llevando a cabo el Partido Popular. Se trata de una campaña signada por el conformismo, el triunfalismo y el tremendismo, características que se excluyen entre sí salvo cuando andan de por medio genios de la sociología y la mercadotecnia electoral como Jorge Moragas, Pedro Arriola, Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría.

Se trata de una campaña conformista porque el PP parece dar por buenos los resultados que le auguran las encuestas, que indefectiblemente muestran que será el partido ganador... y el que cosechará el más tremendo retroceso: los 186 diputados de 2011, fruto del apoyo del 45% de quienes acudieron a esa cita con las urnas, pueden quedarse en apenas 123 y 29%, por citar los datos del Barómetro Sin Complejos.

Se trata de una campaña triunfalista porque el PP parece considerar inconcebible la derrota y porque se considera el salvador de España, una España cuya recuperación sigue pendiente de un hilo y que padece unos niveles de deuda insoportables. Eso, por lo que hace a la economía. Porque en la cuestión nacional la situación es mucho peor: aunque, incomprensiblemente, los partidos estén haciendo como que no está ahí, el golpe de Estado del secesionismo catalán sigue su curso. Y Navarra en manos de los preferidos de la ETA.

Por último pero no en último lugar, se trata de una campaña tremendista porque el PP está agitando el voto del miedo a Podemos y basureando a Ciudadanos, formación a la que pinta poco menos que como una banda de oportunistas harto dispuestos a conformar un tripartito con el PSOE y la formación liberticida acaudillada por el comunista Iglesias. No deja de ser alucinante que esté practicando ese bochornoso juego sucio con el partido al que debe el poder autonómico que conserva tras el descomunal batacazo que se pegó en los comicios de la pasada primavera.

En definitiva, el PP está protagonizando una campaña patética, a la altura por otro lado del candidato que, aunque no lo parezca, presenta, un Mariano Rajoy Brey que ni siquiera es capaz de llenar una modesta plaza de toros en un feudo popular como la localidad madrileña de Las Rozas en el mismo día en que Albert Rivera se daba un baño de masas en el simbólico coso de Vistalegre.

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