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EDITORIAL

Lo que no puede negar Pablo Iglesias

Lo que no puede negar Iglesias, por mucho que diga lo contrario, es que su verdadero proyecto político tan sólo genera represión, ruina y violencia.

Desde el nacimiento de Podemos se han sucedido las informaciones acerca de los vínculos financieros entre la dirección del partido morado y el deleznable régimen de Venezuela o la temible teocracia de Irán. Los más de 400.000 euros que cobró Juan Carlos Monedero de gobiernos bolivarianos por la elaboración de un supuesto informe cuya existencia nadie conoce, los millones de euros que recibió la hoy extinta fundación CEPS por asesorar a la órbita chavista o los cobros procedentes de Irán para sostener los programas de la cúpula podemita han levantado, como es lógico, todo tipo de sospechas acerca de la posible financiación irregular de esta nueva formación.

La última noticia al respecto son los 272.000 dólares que, según publica este viernes OKdiario, el Gobierno venezolano habría abonado directamente a Pablo Iglesias en una cuenta ubicada en el paraíso fiscal de las Granadinas el mismo día en que nació Podemos. Iglesias, al igual que ha sucedido en el pasado con informaciones de similar naturaleza, ha optado por negar la mayor, anunciando de paso posibles querellas, tras afirmar que se trata de "documentos falsificados". Llegado el caso, la Justicia se encargará de dirimir la veracidad o no de los hechos, pero, en realidad, poco importa que Podemos haya o no cometido alguna irregularidad en materia financiera. La clave del asunto es otra. A saber, que, tal y como reconocen ellos mismos, los fundadores de Podemos han colaborado, trabajado, aplaudido y recibido dinero de Venezuela e Irán, dos modelos que ejemplifican la antítesis de la democracia, la libertad y el desarrollo.

Lo que no puede ni podrá negar Pablo Iglesias es que es "comunista", por mucho que ahora intente maquillar su ideología bajo el falso velo de la socialdemocracia europea. Es decir, Iglesias no puede negar que comulga con una ideología totalitaria que ha causado 100 millones de muertos y llegó a encarcelar a medio mundo en regímenes de terror, esclavitud, hambre, tortura y desolación.

Lo que no puede ni podrá negar Pablo Iglesias es que es chavista, y, por tanto, admira a un militar golpista que llevó a uno de los países más ricos de América Latina al desabastecimiento, la hiperinflación, la censura mediática, la opresión política y el caos social. Hoy, Venezuela se dirime entre la restauración de la democracia o la imposición de una dictadura formal tras quince años de chavismo.

Lo que no puede ni podrá negar Pablo Iglesias es su apoyo y alianza con Syriza, la extrema izquierda griega liderada por Alexis Tsipras, cuyo gobierno ha sumido a la economía helena en una crisis aún más profunda, en medio de un corralito y a punto de salir del euro en 2015, además de tener que aceptar un tercer programa de rescate con condiciones mucho más duras que los planes anteriores.

Lo que no puede ni podrá negar Pablo Iglesias es su proximidad a la izquierda abertzale y su disposición a pactar con el independentismo radical, tal y como evidencia el marasmo de siglas nacionalistas y antisistema que componen sus "confluencias" o los bochornosos piropos proferidos recientemente a Otegi tras su salida de la cárcel.

En definitiva, lo que no puede ni podrá negar Pablo Iglesias, por mucho que diga lo contrario, es que su verdadero proyecto político tan sólo genera represión, ruina y violencia allí donde se aplica. Lo demás es pura y simple palabrería destinada a encandilar a ignorantes e incautos.

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