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EDITORIAL

La Hispanidad y sus enemigos

Ni los nacionalistas ni la izquierda basura de Iglesias y compañía tienen una España mejor que ofrecer. Lo único que pretenden unos y otros es destruirla.

Como cada 12 de Octubre, especialmente en los últimos años, se ha podido comprobar la diferencia entre una España que celebra y recuerda con festiva naturalidad –y también con el lógico orgullo– uno de los acontecimientos cruciales de la historia de la Humanidad y la afortunadamente minoritaria que se empeña en negar la realidad histórica o la distorsiona sin vergüenza para que se ajuste a sus estúpidos prejuicios y, sobre todo, a sus objetivos políticos.

De este segundo grupo forman parte unos nacionalismos que, a falta de un legado auténtico que los respalde y sin otros valores que el odio y el fanatismo liberticida, se alimentan únicamente de un desprecio a España por otra parte bastante palurdo y ridículo.

La ausencia de los presidentes regionales de Cataluña, Navarra y el País Vasco en el desfile de la Castellana es el mejor ejemplo. Ciertamente, no era el día para que el golpista Carles Puigdemont se pasease por Madrid, pero resulta grotesco ver a Íñigo Urkullu negándose a celebrar una aventura americana en la que tantos vascos participaron de una forma tan destacada, como lo es también que se niegue a celebrar la Hispanidad la presidenta de Navarra, región que se siente española como pocas.

Por otro lado, la desgracia del accidente aéreo que ha costado la vida al capitán Borja Aybar ha permitido constatar de nuevo como hay escoria separatista muy dispuesta a alegrarse de la muerte de un militar español sólo porque, en su despreciable salvajismo, lo ven como a un enemigo deshumanizado.

Lamentablemente, los nacionalistas no son los únicos que hozan en ese odio infecto: un gran sector de la izquierda parece igualmente instalado en la negación de España, de su historia y de sus símbolos. Otra silla vacía en el desfile de Madrid ejemplifica a la perfección este rechazo: la de Pablo Iglesias, patriota de la sanguinaria tiranía chavista y de la repugnante teocracia iraní.

Ni los nacionalistas ni la izquierda basura de Iglesias y compañía tienen una España mejor que ofrecer. Lo único que pretenden unos y otros es destruirla. A estas alturas no engañan absolutamente a nadie.

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