El fracaso de las negociaciones entre PSOE, Ciudadanos y Podemos ha dado paso a una nueva fase en el proceso iniciado tras el 21 de diciembre que aboca a España a una inminente convocatoria electoral.
El líder de Podemos decidió zanjar ese conato de conversaciones a tres bandas que, por otra parte, estaba condenado al fracaso desde el principio dada la incompatibilidad de las propuestas podemitas, ejemplo de la más rancia extrema izquierda, con la idea que Ciudadanos tiene de cómo debe organizarse una sociedad más libre y más próspera.
Pero la farsa podemita no se limita a ese simulacro negociador con una fuerza política incompatible. Si el intento hubiera sido sincero, el principal responsable de su fracaso habría asumido su responsabilidad frente a la militancia. Lejos de ello, Iglesias prosigue la pantomima con el anuncio de una consulta "a las bases" que, en realidad, es una argucia para que los afiliados consagren un hecho consumado y, de paso, señalar a los que disientan de la voluntad del líder supremo podemita.
Cada vez parece más clara la estrategia real de Podemos, basada fundamentalmente en absorber IU y, con la ayuda de alianzas territoriales, superar al PSOE y convertirse en la principal oposición al partido popular. Lo paradójico es que ese es también el cálculo en virtud del cual Rajoy ha actuado todos estos meses.
En un proceso temerario, que puede llevar a España a una situación de consecuencias irreparables, el presidente del Gobierno pretende que los españoles decidan entre él y el caos podemita, apoyado en los flancos por las fuerzas proetarras y/o separatistas para sacar provecho de ese periodo de profunda inestabilidad.
La irresponsabilidad de Rajoy, un político marcado por la abrumadora pérdida de confianza de los votantes y la corrupción de su partido, culminará así una carrera suicida para intentar quedarse sólo frente a un movimiento que amenaza con destruir España.
Si le sale bien la apuesta, España seguirá en manos de un gobernante que ha demostrado sobradamente su incapacidad. Si fracasa, estaremos más cerca de convertirnos en una república bolivariana. En cualquier caso, los españoles pierden.