Menú

La escuela catalana no puede seguir siendo un vivero de hispanófobos

Dejar la educación en manos de los separatistas sería más que un error estratégico: sería una traición a los indefensos escolares catalanes, a los valores que informan la Constitución y a la propia Cataluña, así como al resto de España.

La erradicación del español en los distintos ámbitos de la enseñanza ha sido el objetivo principal del nacionalismo catalán desde que Jordi Pujol instauró la infame inmersión lingüística. La escuela catalana se convirtió así en un modelo aberrante, que destierra de las aulas a la lengua más utilizada por la mayoría de los catalanes y la única que tienen en común no sólo los habitantes del Principado sino los de toda España

Junto a esta sañuda vulneración del derecho fundamental de los niños castellanohablantes a educarse en su lengua materna, lengua oficial tanto en Cataluña como en el resto del país, el nacionalismo ha prostituido la enseñanza pública e inculcado en los menores el odioso odio a España que está detrás de tantos de los peores problemas que padece el Principado. La hegemonía de un profesorado abyecto en su fobia a lo español y las directrices liberticidas de los órganos rectores de la Generalidad han convertido las aulas catalanas en centros de adoctrinamiento en los que se perpetran verdaderos lavados de cerebro que tienen por víctimas a unos individuos especialmente indefensos: los menores de edad.

La negativa de los distintos Gobiernos centrales a movilizar los servicios de inspección del Estado al objeto de poner fin a esa infamia ha dado alas al separatismo y convertido el sistema educativo catalán en un tóxico erial, que para colmo está llenando los bolsillos de quienes lo han devastado, y que no dejan de demostrar que son los peores enemigos de Cataluña.

Precisamente la posibilidad de que la escuela deje de ser un bastión de su execrable causa ha encendido todas las alarmas entre los separatistas, como han puesto de manifiesto últimamente los golpistas Oriol Junqueras y Carles Puigdemont. Para ellos, el modelo liberticida que está devastando la educación en Cataluña es una auténtica línea roja que van a defender como si les fuera la vida en ello. Es claro que a muchos les va en ello la buena vida que se pegan a costa del contribuyente, de las libertades y de la convivencia.

Así las cosas, dejar la educación en manos de los separatistas sería más que un error estratégico: sería una traición a los indefensos escolares catalanes, a los valores que informan la Constitución y a la propia Cataluña, así como al resto de España, harta de financiar a quienes no hacen más que difamarla. Sea cual sea el resultado de las elecciones del próximo jueves, las aulas catalanas no pueden seguir estando en manos de sociópatas adictos al cuanto peor mejor y a las intoxicaciones a gran escala.

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Libro
    • Curso
    • Alta Rentabilidad