Los nacionalistas muy frecuentemente han utilizado los sentimientos de pertenencia de los catalanes para ocultar los casos de corrupción de sus dirigentes y poder desacreditar su denuncia como si de ataques a Cataluña se trataran. El presidente de la Generalidad, Artur Mas, ha vuelto a hacerlo este martes, no ya para ocultar el monumental caso de evasión fiscal, que en buena parte habría sido confesada por el propio Jordi Pujol, sino para tratar de "superarlo" y que no afecte al no menos ilegal proceso secesionista en que está embarcado su Gobierno. Así, ha asegurado: "Cataluña debe demostrar su fortaleza psicológica porque tendremos muchos desafíos y pruebas en los próximos meses"; para concluir: "O tenemos fortaleza psicológica como país y como pueblo o acabaremos bajando la cabeza".
Que el nacionalismo haya hecho del proceso soberanista el último refugio de los defraudadores no es nada sorprendente, como tampoco lo es que sus dirigentes exciten el instinto tribal de los catalanes para atribuirse el mayor mérito en la recuperación económica que está experimentado España. Y es que Mas tampoco ha dudado en ponerse la barretina para asegurar: "La recuperación del conjunto de la economía española tiene acento catalán".
Si la falta de autocrítica en la corrupción que asuela Cataluña (y que podría afectar al propio Mas) es pasmosa, no menos surrealista es el mérito que el actual presidente de la Generalidad atribuye a su incompetente y despilfarrador Gobierno en la leve mejoría que están experimentando Cataluña y el conjunto de España. Además de silenciar los casi 40.000 millones otorgados por el Fondo de Liquidez Autonómica y por el Plan de Pago a Proveedores, dependientes del Ministerio de Economía y del Ministerio de Hacienda, al Gobierno catalán para que pudiera salvar sus cuentas en plena crisis, durante los años 2012, 2013 y 2014, tampoco ha mencionado que Cataluña acaparó casi un tercio del Fondo el año pasado. Otro tanto se podría decir de la inversión extranjera: es cierto que Cataluña sigue siendo puntera, pero lo es cada vez en menor medida, como lo demuestra el que sea cuatro veces superior en la Comunidad de Madrid o el que en Cataluña cayera un 51% en el primer trimestre respecto a los tres primeros meses del año anterior, mientras en Madrid se incrementó un 12%.
Finalmente, ha de advertirse que esta comunidad autónoma tiene hoy más paro en porcentaje (del 18,1 al 20,2%), menos población activa, una tasa más alta de ciudadanos en riesgo de pobreza y más niños en hogares donde ninguna persona trabaja, según sus propios datos, que cuando Mas tomó el poder tras el ya de por sí desastroso Gobierno del Tripartito.
Está visto, sin embargo, que Mas está "psicológicamente" decidido a que el proceso soberanista oculte el despilfarro, la fraude y la incompetencia que carcomen a Cataluña y desafían a la Nación y a su Estado de Derecho.