En abril de 2008, sólo unas semanas después de haber perdido por segunda vez ante José Luis Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy pronunció una frase que ha quedado para la historia y que, tiempo después, fue una de las causas de la debacle popular de las elecciones de 2019 (66 escaños): "Si alguno se quiere ir al partido liberal o al conservador, que se vaya", dijo en el infame discurso de Elche. Millones de votantes se dieron por aludidos y el portazo fue antológico.
Ahora, el PP, comandado por Teodoro García Egea y Pablo Casado, no ha lanzado una persecución contra liberales y conservadores, si bien está volviendo a desdibujar su perfil ideológico como ya lo hiciera en tiempos de Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría, pero parece decidido a expulsar a todo aquel que exhiba un mínimo de coraje, coherencia y talento.
Está claro que la inteligencia, la perspicacia y la elocuencia no son las virtudes más valoradas por los dirigentes del PP, que no sólo sustituyeron a Cayetana Álvarez de Toledo por Cuca Gamarra, sino que ahora muestran la puerta de salida a la autora de Políticamente indeseable. Lo peor es que Álvarez de Toledo no es el único perseguido en esta descabellada guerra del PP contra sus mejores activos: Isabel Díaz Ayuso está en la diana de una dirección nacional que vive aterrorizada por el éxito de la presidenta madrileña, cuando lo que debería hacer es tomar nota y sacarle partido. Algo parecido ocurre con Juanma Moreno, víctima también de las intrigas genovesas tras convertirse en uno de los mejores ejemplos que puede lucir el PP de que su capacidad de gestión puede obtener grandes resultados incluso en una Andalucía arrasada por décadas de corrupción, clientelismo e ineficacia socialistas.
Teodoro García Egea y Pablo Casado se dedican a sabotear a los mejores de sus correligionarios, empeño suicida que puede derivar en otro batacazo electoral… a la mayor gloria de Pedro Sánchez y sus socios comunistas, golpistas y proterroristas.
No, señor Casado: no es precisamente Cayetana Álvarez de Toledo quien tiene que irse del PP. No es precisamente ella la que resta y traiciona.