El penúltimo día de 2019 pasará a la historia negra de nuestro país como la jornada en la que se consumó el acuerdo con ERC para investir a Sánchez a cualquier precio, se presentó el programa conjunto del PSOE y Podemos para destrozar el bienestar de los españoles y en el que el crédito internacional de España quedó seriamente dañado tras un incidente diplomático en Bolivia sobre el que el Gobierno también pretende correr un tupido velo, igual que con el pacto con los golpistas.
Las últimas horas de hiperactividad de Pedro Sánchez y sus colaboradores tratan de ocultar el alcance del pacto con los separatistas. Con la presentación del acuerdo con Podemos -la típica receta socialcomunista de más impuestos, que es igual a más desigualdad y pobreza- pretenden Sánchez y sus colaboradores tapar la conversión de la Abogacía del Estado en el despacho de abogados del golpista Oriol Junqueras, socio preferente junto a Pablo Iglesias del Gobierno que se cierne como una sombra dramática sobre España.
El pacto con ERC supone un duro golpe para el futuro de España. Sánchez ha reciclado a un golpista en un actor político presentable, ha normalizado el golpe de Estado que se vivió en Cataluña en octubre de 2017 y pone en serio riesgo la unidad nacional. El pornográfico "lo que haga falta" pronunciado por Miquel Iceta para contentar a los separatistas se ha llevado a efecto sin escrúpulos ni reparos de clase alguna. Así, lo que era un "problema de convivencia", el aplastamiento de la población no nacionalista en Cataluña, se ha convertido en un "conflicto político", según la retórica de los independentistas asumida sin dificultades por los dirigentes del PSC y sus socios del PSOE. Los socialistas compran todo el cargamento de falacias y mentiras de los años del proceso, del derecho a decidir al derecho a la autodeterminación, así como la negociación bilateral entre la Generalidad y el Estado y un "diálogo" que no es más que abonar el terreno para un referéndum cuando los partidos separatistas consigan gracias a la dejación del Estado superar el cincuenta por ciento de los votos.
Por si fuera poco, la felonía del doctor Sánchez no se circunscribe sólo a Cataluña. El PSOE ha firmado un acuerdo con el PNV en el que se compromete, negro sobre blanco, a modificar la estructura del Estado, al gusto de los siniestros recolectores de nueces del terrorismo etarra. En lo que sólo puede entenderse como una clara invitación a que el golpe de Estado perpetrado por los separatistas catalanes se extienda al País Vasco y Navarra. Por si quedaba alguna duda, socialistas y PNV han sellado la expulsión de la Guardia Civil de la Comunidad foral.
Para ocultar el calado de este acuerdo, que se aprecia con toda claridad en que una institución como la Abogacía del Estado se entrega a quienes quieren destruir el Estado, Sánchez e Iglesias presentan otro pacto, el de socialistas y comunistas para gobernar España. Como es obvio, queda fuera de la exposición pública del pacto la proyección exterior de ese acuerdo, el cariz extremista y la deriva podemita del Gobierno de España, la posición favorable de nuestra diplomacia a los regímenes bolivarianos y cualquier explicación sobre la expulsión de Bolivia de dos diplomáticos y cuatro policías.