La organización terrorista palestina que detenta el poder en la Franja de Gaza inició el pasado viernes una nueva ofensiva contra Israel, organizada en esta ocasión en forma de una Gran Marcha de Retorno que mantendrá las movilizaciones junto a la frontera israelí hasta el próximo 15 de mayo, fecha en la que se conmemorará el 70 aniversario de la creación del Estado judío.
La propaganda anti-israelí, como suele ocurrir, ha calado nuevamente en los medios occidentales para censurar duramente las acciones de las Fuerzas Armadas de Israel, dirigidas fundamentalmente a preservar la soberanía territorial del Estado hebreo. Han muerto diecisiete activistas palestinos (la mayoría de ellos, terroristas convictos y confesos) y han resultado heridas decenas de personas, un saldo trágico inevitable cuando una fuerza terrorista utiliza escudos humanos en sus escaramuzas contra un Estado soberano que es, por desgracia, la táctica habitual de los terroristas de Hamás.
Israel ya ha reafirmado su disposición a preservar la seguridad de su frontera, amenazada por el grupo terrorista islamista que controla la Franja de Gaza con mano de hierro desde que en 2007 se impuso en la Guerra Civil desatada contra la Autoridad Palestina de Mahmud Abás. Desde el inicio, Hamás no ha ocultado sus intenciones de destruir el Estado de Israel utilizando para ello todo tipo de acciones terroristas contra la población civil hebrea, que solo las medidas de seguridad fronterizas implantadas por Israel han contribuido a paliar.
En contra de lo que sugieren los medios izquierdistas, Israel no tiene presencia en la Franja de Gaza, origen de los actuales disturbios. Muy al contrario, el Estado judío abandonó sus posesiones legitimas de manera unilateral en 2005, aunque para ello tuvo que despojar a muchos ciudadanos israelíes de sus propiedades. Desde entonces es la organización terrorista Hamás la que detenta el poder en la región, en abierta rebeldía con la otra facción palestina, Al Fatah, con la que se niega a establecer un Gobierno de unidad respetuoso con los principios democráticos.
La actual ofensiva de Hamás en Gaza no es, por tanto, una manifestación del pueblo palestino en defensa de sus derechos ancestrales. Diga lo que digan la izquierda y sus altavoces mediáticos, estamos tan solo ante la enésima utilización de la población civil por parte de una organización terrorista para mantener la tensión con el Estado judío y alimentar sus luchas intestinas por la primacía en el movimiento palestino.