Desde el domingo, miles de cubanos están saliendo a las calles de La Habana y otras ciudades de su país a reclamar libertad y exigir el fin de la dictadura comunista que asuela la Isla desde hace más de 60 años. Las imágenes que nos ofrece Cuba en estos días, a pesar de los intentos de censura del régimen, son bien reveladoras de las ansias de libertad del pueblo cubano; libertad que le arrebató un hatajo de desalmados comandados por Fidel Castro, el Infame.
El castrismo ha convertido Cuba en una mísera cárcel apartada deliberadamente del mundo para mejor someter a una sociedad desarticulada, mantenida en condiciones de muy precaria supervivencia, a la que la pandemia del coronavirus está golpeando muy duramente. El mito de la sanidad y el asistencialismo castristas, aventado por la izquierda más indeseable, ha terminado de saltar por los aires y revelado el formidable fracaso del proyecto comunista, que solo ha llevado hambre, miseria, terror, muerte y corrupción al pueblo cubano.
El pánico de los capos castristas a verse desbordados por las protestas ciudadanas quedó de manifiesto con el llamamiento del execrable Miguel Díaz- Canel a la represión sañuda de las mismas. El rechazo cuasi unánime de los cubanos a defender al régimen como les ha pedido el esbirro de Raúl Castro ha llevado a la tiranía a desplegar fuerzas policiales especializadas en la represión. Pero ojalá esta vez no sea suficiente para sofocar un levantamiento pacífico extraordinario.
Y mientras el pueblo cubano trata de acabar con el régimen que lo tiraniza, la izquierda española guarda un silencio cómplice solo interrumpido por ridículas y viles soflamas de apoyo a la dictadura. El Gobierno social-comunista, en el que abundan los indeseables revolucionarios por cuenta ajena adictos al castrismo, está protagonizando nuevamente un espectáculo vergonzoso que justifica la pésima imagen internacional de Sánchez y su banda.
Es imprescindible que las fuerzas democráticas europeas, con las instituciones de la UE a la cabeza, redoblen la presión sobre la sanguinaria tiranía castrista y se vuelquen con el martirizado pueblo cubano. El comunismo caerá en Cuba, como lo ha hecho en otros muchos lugares, y ojalá arrastre en su caída a las fuerzas izquierdistas que a este lado del Atlántico apoyan a ese régimen criminal y criminógeno.