La multitudinaria concentración que tuvo lugar este domingo en Colón fue un éxito rotundo, como queda de manifiesto tanto en las imágenes de la inmensa plaza y las calles adyacentes, llenas a rebosar, como en las reacciones del Gobierno, sus aliados neocomunistas y sus terminales mediáticas, prensa basura goebbelsiana que haría vomitar a George Orwell. Esto hace aún más meritorio el éxito de convocatoria de una protesta cívica que se preparó a las apuradas y con la hostilidad de buena parte del establishment mediático, en el que descuellan canales como La Sexta y personajes como Antonio García Ferreras, puntales de la intoxicación informativa y el blanqueamiento de la izquierda más siniestra.
La España comprometida con la Constitución, la democracia y la libertad expresó este domingo en Colón –también en otras concentraciones celebradas en distintos puntos del país– su repulsa al Gobierno del nefasto Pedro Sánchez, entregado por completo a quienes le colocaron en la Moncloa pese al pésimo resultado electoral que obtuvo en las elecciones generales. Un Pedro Sánchez que sin vergüenza ni escrúpulos pactó con los enemigos jurados de la Nación para auparse al Poder y que, para seguir detentándolo, sin vergüenza ni escrúpulos está más que dispuesto a facilitar la consecución de sus objetivos a los enemigos jurados de la Nación.
Muchas han sido las traiciones de Sánchez, y múltiples sus maneras de arrodillarse ante los golpistas. Sin ir más lejos, obligó a la Abogacía del Estado a rebajar la acusación contra sus aliados separatistas, a los que pretende seguir comprando con cesiones y dádivas sin cuento, para desgracia de la propia Cataluña, subyugada por los liberticidas, y del resto del país. Con todo, la última de sus felonías parece haber sido la gota que ha colmado el vaso y provocado la reacción incluso del Partido Socialista, que aun así sigue sosteniendo al peor presidente de la democracia, que amenaza con morir matando al propio PSOE, visto ya en toda España como colaborador necesario del gang de Torra y compañía y como marioneta de la extrema izquierda chavista.
A cambio de que le aprobaran los Presupuestos para seguir unos meses más en el poder, el doctor Sánchez se ha mostrado dispuesto incluso a negociar con Torra y Puigdemont un referéndum de secesión a través de una negociación internacional con relator incluido. Jamás un gobernante había llegado a semejantes cotas de indignidad, y eso que Zapatero dejó el listón muy alto con su entreguismo ante la ETA. Por descontado, Sánchez está dispuesto a llevarse por delante también la separación de poderes y doblegar a la Justicia, de ahí que sea de una importancia crucial respaldar a los jueces que están llevando adelante la lucha contra los golpistas catalanes. Colón prorrumpió en una sonora ovación cuando se hizo alusión al Poder Judicial porque la ciudadanía es perfectamente consciente de lo que está en juego, y de que en última instancia los desmanes del Ejecutivo felón sólo puede desbaratarlos la Justicia.
Sánchez, un peligro formidable incluso para su propio partido, no está legitimado para negociar la soberanía nacional con los enemigos de la Nación. Sánchez, de hecho, no debe seguir al frente del Gobierno. Sánchez ha de convocar inmediatamente elecciones generales, como le exigieron los ejemplares ciudadanos que se dieron cita este domingo en la madrileña Plaza de Colón, y los partidos constitucionalistas deben trabajar al unísono para superar con éxito la crisis nacional que tenemos planteada, lo que indefectiblemente pasa por poner al PSOE en la tesitura de deshacerse de Sánchez y sus secuaces o sucumbir con oprobio a la tentación suicida de seguir siendo el tonto útil de los supremacistas golpistas, los neocomunistas y los filoterroristas.