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EDITORIAL

Ciudadanos no debe confundirse de enemigo

No es precisamente VOX el que ha de ser sometido a cordones sanitarios. Quien se confunda de enemigo en esta hora decisiva lo pagará muy caro.

Tras la histórica jornada electoral del domingo, ciertas actitudes y manifestaciones de destacadas personalidades del centroderecha han venido a rebajar la euforia provocada por el batacazo socialista. La histriónica, inoportuna y sobre todo injustificada hostilidad hacia VOX por parte de Ciudadanos está llevando a numerosos votantes a preguntarse, con gran estupefacción, si está en riesgo la posibilidad real de ahormar una alternativa al régimen corrupto, caciquil, incompetente y atrasista del PSOE de una Susana Díaz de auténtica vergüenza ajena en su tan merecida derrota.

Ciudadanos es el actor clave, sin lugar a dudas. Junto con su irracionalmente vituperado VOX, es el partido que más ha crecido, y sus 21 escaños, junto con su proclamado centrismo, lo convierten en el elemento imprescindible para determinar el rumbo de la Junta de Andalucía, donde el PSOE ha gobernado más años que lo hizo Franco en toda España.

Albert Rivera quiere a Juan Marín al frente del Gobierno regional, y para conseguirlo no haría ascos a un apoyo del PSOE en la investidura, lo que con toda razón sería visto como un cambio-farsa y hasta como una traición a ese electorado al que se prometió machaconamente que de ninguna de las maneras Cs iba a contribuir a la pervivencia del régimen socialista. ¿Pero la formación naranja no vería problema alguno en que los socialistas tutelaran su proyecto regenerador? Verdaderamente grotesco... y un ejercicio de generosidad tremendamente ofensivo para los andaluces hartos del susanato e injusto para con VOX.

Sin vergüenza, la izquierda acusa al partido de Santiago Abascal de ser inconstitucional y un peligro para la democracia. No: el peligro para la democracia es la izquierda cordialmente liberticida de Podemos y la ominosamente oportunista de Pedro Sánchez, al que han puesto en la Moncloa no sólo los propios comunistas de Iglesias, sino los nacionalistas catalanes golpistas y sus semejantes vascos, herederos de la ETA.

La estigmatización goebbelsiana de VOX que están perpetrando la izquierda política y su brazo mediático debería ser rechazada de plano por Ciudadanos. De hecho, es lo primero que debería haber hecho un partido como el de Rivera, al que han querido y quieren emporcar los mismos y por las mismas razones: el compromiso con España y la libertad.

Es lógico que PP, Cs y VOX compitan entre sí y se afanen por atraer al mayor número de electores y por presentarse como no intercambiables, pero deben tener tan claro como sus votantes que lo decisivo, lo crucial en esta hora es acabar con el régimen socialista en Andalucía y forjar una alternativa al proyecto frentepopulista que abanderan PSOE y Podemos en toda España y apadrinan quienes quieren acabar con la Nación y dinamitar su Estado de Derecho.

No es precisamente VOX el que ha de ser sometido a cordones sanitarios. Quien se confunda de enemigo en esta hora decisiva lo pagará muy caro.

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