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EDITORIAL

Cataluña: exclusión del español y secesión 'de facto'

Las fronteras más preciosas de una nación son las que la constituyen como Estado de Derecho. Y esas fronteras se violan en España cada vez que se impide estudiar en español a un solo escolar español.

En pocos ámbitos es más innegable la independencia de facto de la Cataluña nacionalista que en el educativo, donde la exclusión del español es un hecho. Y lo es hasta tal punto que bien cabría preguntarse si en una Cataluña independiente se excluiría al español más de lo que ya lo está o se despreciaría la historia de España más que ahora.

Enésimo ejemplo de lo anterior lo constituye el informe Los proyectos lingüísticos de la escuela pública catalana: la marginación del castellano, presentado este miércoles por la Asamblea por una Escuela Bilingüe y en el que se han estudiado más de 2.200 proyectos lingüísticos, que comprenden el 95% de los centros educativos catalanes. En él se denuncia que ni un solo colegio catalán cumple con el mínimo del 25% de material didáctico y horas de asignaturas troncales en español que ordenó en su día el Tribunal Supremo. Es más, sólo el 7% da otra asignatura en español además de la de Lengua Castellana.

El informe revela que en el 95,7% de los proyectos lingüísticos no se menciona la Constitución y se parte del estatuto de autonomía como referente regulatorio, y que aquellos "instrumentalizan la lengua", "la convierten en una herramienta al servicio de la construcción de una identidad catalana" y forman "el eje estratégico que justifica la imposición del catalán como lengua prácticamente única del sistema educativo".

Este atentado contra los derechos lingüísticos de los catalanes supone un desacato de la Lomce y de las doctrinas del Tribunal Constitucional, el Tribunal Supremo y el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, y un escándalo difícilmente parangonable si se tiene presente que el castellano es no sólo la lengua común de todos los españoles, también la lengua materna de la mayoría de los catalanes.

Bien está que cunda la indignación cuando los diputados separatistas utilizan fórmulas para acatar la Constitución que en realidad afrentan a la misma. Pero no menos escandaloso debería resultar que quienes toman posesión de su escaño con escrupulosas fórmulas de acatamiento a la Carta Magna se burlen de su promesa o juramento a la hora de hora de hacer cumplir la ley. A la postre, las fronteras más preciosas de una nación son las que la constituyen como Estado de Derecho. Y esas fronteras se violan en España cada vez que se impide estudiar en español a un solo escolar español.

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