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Casado el suicida, al rescate del peor PSOE

La perspectiva de ver a Casado dispuesto a presidir un gobierno con el PSOE y a negarse a negociar nada con Vox ha dejado de ser una sospecha

La escalofriante perspectiva de ver a Pablo Casado dispuesto tanto a presidir un Gobierno de coalición con el PSOE como a no negociar con Vox –aun cuando los socialistas le negasen su apoyo– ha dejado de ser un mal augurio o un infundio lanzado por quienes quieren reforzar al partido de Santiago Abascal con maledicentes comentarios sobre el todavía líder del PP. Y es que ha sido el propio Casado quien, en unas bochornosas declaraciones al diario argentino La Nación, ha confesado literalmente que, en caso de que el PSOE no pudiese gobernar con los nacionalistas después de las próximas elecciones generales, los populares podrían "hacer como hizo Mariano Rajoy en el año 2016, en el que ofreció una gran coalición al Partido Socialista, o (...) como se ha hecho recientemente en la Comunidad de Madrid, en la que Vox ha apoyado al Gobierno regional, pero sin ninguna contraprestación".

Dado el ominoso final de un Rajoy que para colmo se significó por dar continuidad a algunas de las peores políticas de José Luis Rodríguez Zapatero –ninguna de cuyas leyes ideológicas, rabiosamente sectarias, derogó el gallego–, ya son ganas de traerlo a colación... y de reforzar a quienes advierten de que tampoco Casado es de fiar. Pero es que además el aún líder del PP olvida, en plan suicida, que, si bien es cierto que Rajoy estuvo dispuesto a negociar con el PSOE su candidatura a la presidencia del Gobierno, no lo es menos que el PP no tenía por aquel entonces otra opción, pues a la derecha del PSOE no existía ninguna otra formación con la que pudiera conseguir la mayoría absoluta.

Casado es aun más artero y grotesco cuando equipara su proyectada felonía con lo que ha hecho Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid. Para empezar, Ayuso –desoyendo a Casado y a García Egea– no descartó en ningún momento pactar con Vox, formación con la que ha mostrado cercanía y a la que ha manifestado reconocimiento y respeto en reiteradas ocasiones. Por otro lado, la presidenta de Madrid no pocas veces ha disputado a Vox el liderazgo del ámbito liberal-conservador a la hora de plantar cara a las fuerzas social-comunistas, lo que explica que más de 300.000 votantes madrileños de Vox en las generales la respaldaran en las autonómicas del pasado mayo. A mayor abundamiento, Casado miente cuando dice que Vox apoyó a Ayuso "sin contraprestación alguna": ahí están los 13 puntos del acuerdo PP-Vox en Madrid para dejarle en clamorosa evidencia.

Pero es que además el apoyo de Vox a Ayuso no es equiparable al que necesitaría Casado en caso de ganar las elecciones. Por la sencilla razón de que ni una sola encuesta vaticina que el aún líder del PP vaya a conseguir ni por asomo un resultado como el que cosechó Ayuso, que le dejó a las puertas de la mayoría absoluta.

En definitiva: las referidas declaraciones de Casado el suicida son de una indignante insensatez y, si bien podrán reforzar a Vox electoralmente, a quien más benefician es a un PSOE que no debe de creerse la suerte que tiene con semejante partido opositor, eternamente empeñado en insuflarle nuevos bríos cuando peor le vienen dadas.

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