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EDITORIAL

Al globo del doctor Sánchez ya no le queda aire

La España del doctor Sánchez es tremendamente diferente a lo que se necesita para atraer a inversores respetables; y su presidente, un bluf al que ya no le queda ni un gramo de aire dentro.

Prácticamente con cada nueva decisión, Pedro Sánchez ahonda en el descrédito de una gestión que ha quedado en pavorosa evidencia en apenas cuatro meses.

Lo estupefaciente es que pareciera que el doctor Sánchez está empeñado en boicotearse, dado su empeño en hacer todo lo contrario de lo que dijo hace tan poco tiempo: quien prometió que iba a convocar elecciones en cuanto pudiera, sin vergüenza insiste ahora en que tiene toda la intención de agotar la legislatura; quien denunció la desatención de su predecesor a los medios, ahora jamás comparece ante la prensa; quien clamó contra el amiguismo, ahora no hace más colocar a secuaces y conmilitones en cualquier sitio muy bien remunerado que se le ponga a tiro. Quien, en fin, se presentaba como abanderado de la ejemplaridad se ha quedado sin tres ministros en un abrir y cerrar de ojos y se niega a aplicar su propio rasero y a dimitir él mismo, por ese doctorado de la vergüenza que sin la menor duda no merece lucir en su increíble currículum.

El indigno doctor Sánchez dijo hace poco más de dos semanas que, si el PP se lo pedía, no tenía inconveniente en acudir al Senado a hablar de su tesis. Ahora se niega a hacerlo y, en el colmo de la desfachatez, pone como excusa que quiere "prestigiar" la institución celebrando en ella un debate sobre el estado de las autonomías; lo que no deja de ser una afrenta si se repara en que el sucesor de Rajoy debe el cargo a una banda de golpistas que ha arrasado con el autogobierno de Cataluña y en que hace nada pergeñó con los antisistema de Podemos una maniobra para arrebatar a la Cámara Alta funciones de gran importancia.

Con su enésima marcha atrás, Sánchez no hace más que confirmarse como un cobarde y un oportunista carente del menor escrúpulo.

Eso sí, el nefasto presidente del Gobierno es un extraordinario amigo de sus amigos. Sirva de flagrante ejemplo reciente su nombramiento de la chaquetera Irene Lozano como responsable de la Marca España. Lozano, que pasó de azote del "PPSOE", como gustaba de decir/escribir, a fichaje estrella del socialista, no tiene la experiencia ni el prestigio internacionales que precisaría para desempeñar con eficacia tal labor; pero es que además lo va a hacer en sustitución de Carlos Espinosa de los Monteros, hombre de destacadísima trayectoria que, para rematar, hacía esa labor pro bono. Lozano no: Lozano va a cobrar nada menos que 70.000 euros al año.

Es vergonzosamente evidente que el único criterio de selección de la exdiputada de UPyD ha sido el amiguismo. Y muy difícil imaginar una decisión que pueda causar más daño a lo que se pretende promocionar: la imagen de España en el exterior. La España del doctor Sánchez es tremendamente diferente a lo que se necesita para atraer a inversores respetables; y su presidente, un bluf al que ya no le queda ni un gramo de aire dentro.

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