Aunque todavía no disfrutamos de un buen tiempo primaveral debemos estar atentos a unas infecciones muy frecuentes en estas épocas y en el verano que son los forúnculos, palabra que se deriva del latín furunculus que significa ladronzuelo. Y efectivamente lo es ya que unas bacterias, los estafilococos, actúan como unos ladronzuelos que se asientan en la piel originando una infección e inflamación de un folículo piloso, apareciendo en la zona un nódulo al principio movible que provoca una tensión y mucho dolor a la presión.
Los gérmenes que lo originan son los estafilococos aureus y, si se nos presenta este proceso varias veces, debemos ir pensando en una patología de base como pueden ser diabetes, mala alimentación o falta de higiene, siendo muy frecuente en jóvenes con sus defensas disminuidas.
Es curioso que, al principio, este nódulo es pequeño, movible, y con tensión y dolor en la zona. Si rompiéramos el vértice de la lesión en el fondo veríamos una masa amarilla muy adherida: es el clavo o folículo necrosado que debemos aislar y desprender, desapareciendo el dolor y la inflamación; es lógico que pensemos que esta forma de actuar solo debe ser realizada por el medico.
Los forúnculos se localizan preferentemente en el cuello, en los hombros por el uso de tirantes, la cintura por el uso de fajas y cinturones, glúteos por montar en bicicleta o montar a caballo, e ingles por falta de higiene. Menos frecuente, aunque sí hemos conocido y estudiado casos, son en la nariz (vibrisas ) y en los oídos, concretamente en el conducto auditivo externo.
Es fácil de diagnosticar y el tratamiento con antibióticos da muy buenos resultados. Si nos falla indudablemente aconsejamos la cirugía. Por último, debemos aconsejar tener mucha higiene de las manos y del cuerpo. No son los forúnculos enfermedades graves pero sí muy molestas, por lo que es mejor prevenir.