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David Vinuesa

Un príncipe y un pistolero para otra 'resurrezione' del Atlético

Los goles de Griezmann y Luis Suárez le dieron al Atlético una victoria de oro tras otro partido con un inicio desastroso.

Los goles de Griezmann y Luis Suárez le dieron al Atlético una victoria de oro tras otro partido con un inicio desastroso.
Un príncipe y un pistolero para otra resurrezione del Atlético. | Cordon Press

Antes de analizar algo siempre viene bien un repaso. Vamos con ello. Cojan papel y boli. Primera parte vergonzosa del Atlético de Madrid. Apuntado. 1-0 muy merecido del Milan con Brahim destrozando al Atlético. Apuntado también. Roja merecida al Milan por un pisotón que no venía a cuento de Kessié. Registrado. Ahí cambia todo. Después, carrusel de cambios en el Atlético y gol de Griezmann en el 84. Sí, de Griezmann, en San Siro, en el 84 y en el campo donde tocó el infierno en la final de 2016 ¿Algo más? Sí, lo más importante: penalti a favor del Atlético y gol de Luis Suárez en el 96. Sí, les repito también esto. Gol de Luis Suárez, el que llevaba seis años sin marcar fuera de casa en Champions y encima a lo Panenka y en la misma portería en la que un poste sentenció a su club cinco años atrás. Pues él y de esa forma. Fin del resumen.

Resumido todo y leído varias veces para creerse que de verdad pasó, ¿qué valoraciones se pueden sacar del Atlético? Primero que un príncipe retornado y un pistolero han vuelto a echar más tierra aún sobre el famoso y anticuado pupismo colchonero pre-Simeone. También que el "nunca dejes de creer del Atlético" es tan endémico como las lamentables primeras partes que hace el equipo del Cholo. Y por último, que este equipo tiene que saborear la victoria de anoche sin dejar nada en el plato y sabiendo que de forma inminente y con hechos y no palabras deben poner fin a la espantosa imagen que dieron antes de la roja al Milan. Porque, sin esa expulsión, es bastante probable que hoy toda la ciudad de Madrid estuviese de luto. Una detenida por un Sheriff y la otra ajusticiada por un heptacampeón de Europa.

Lo que pasó ayer en San Siro es otro milagro más de la factoría de fe del Atlético de Simeone y un ejemplo de la cantidad de recursos que este equipo puede ofrecer durante los partidos aunque, como anoche, mereciesen un ajusticiamiento tan grande como su falta de ganas en la primera parte. Los rojiblancos son capaces de jugar, cuando quieren, dos, tres, cuatro o hasta cinco partidos en el mismo encuentro con cambios desde el banquillo como Lodi, Joao Félix, Lemar o un cada vez más importante Rodrigo De Paul. Por cierto, ahora mismo son Oblak, Lemar y nueve más. Repito, Lemar, Oblak y el resto. Si el ex del Mónaco toca el banquillo y no es por extremo cansancio, los onces estarán mál. Con Lemar, ok. Sin Lemar, mal once.

El galo fue la punta de lanza de una remontada que, esta vez sí, debe suponer un punto de inflexión real y duradero en la temporada colchonera. Pero de verdad, no de boquilla como hasta ahora. Si alguien está cansado, banquillo. Si alguien se duerme en la primera parte, al banco. El Atlético y Simeone no pueden perder más tiempo tirando de resurrecciones. Basta ya de esta Semana Santa eterna. Tras ganar en el Coliseum, no iban a cometer el mismo error ante el Alavés. Zasca, lo mismo en Vitoria. Tras Mendizorroza no iban a cometer el mismo error. Zasca, lo mismo en Milán. Es hora de parar y si es necesario que Oblak vuelva a golpear el pecho de un compañero como hizo con Llorente ayer, que lo haga. No pasa nada. Un mal momento físico y anímico lo tiene cualquiera, pero casualmente el cansancio se nota más al principio que al final y eso no cuadra.

El Atlético además tiene la oportunidad el sábado ante el Barcelona de irse al parón con los deberes casi al día y luego dispondrá de varios días para descansar por el aplazamiento de la jornada ante el Granada. Está muy cerca de encontrar el balón de oxígeno que necesita para que las piernas de sus jugadores vuelvan a funcionar al 100%. Es una oportunidad de oro y la tienen que aprovechar con hechos, no con perdones de Hacendado. Por cierto, que no se me olvide hablar de más extremidades antes de acabar. Ya que en Italia e incluso en Madrid se habla de "robo" al Milan por la mano que provocó el 1-2, dos cosas dejo por aquí. Una, que la mano de Lemar no es ni de broma como el penalti con brazo extendido del jugador rossonero y dos, que en Italia miren la mani con 0-0 que se comió el colegiado. ¡Otra mano en Milano! ¡Ay amichi, que no contamos tutto!

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