No pasa nada por decir que no te gusta un seleccionador porque no es de tu equipo. Punto. De verdad, no lo digo para quedar bien con todo el mundo, pero es la realidad. La sinceridad por delante. No hace falta poner excusas, regatear icebergs o crear argumentos totalmente rebuscados y surrealistas para atacar a la España de Luis Enrique. A su vez y para que quede claro, no creo que todos los casos de animadversión hacia el asturiano sean por su pasado en el Barcelona, pero sí creo que es evidente por qué un sector enorme de este país le atiza sin piedad como aficionados y como periodistas.
Tuve esta misma discusión con unos amigos en el día de ayer y tras unos minutos de regates y atajos con el tema, uno de ellos dijo abiertamente y sin esconder su opinión con 1001 mentiras lo siguiente: "A mí no me gusta la España de Luis Enrique porque es barcelonista y antimadridista y yo soy del Real Madrid". ¡Perfecto! ¡Eso es! ¡Aplauso y respeto! La verdad por delante y no pasa nada. Es comprensible. Esto es deporte y aunque no entienda que en algunos casos los extremos lleven a priorizar el mal ajeno por el bien grupal, lo que ocurre con Luis Enrique desde el bando madridista o antibarcelonista es algo normal en la naturaleza humana. Este tío me hizo daño deportivo, pues no quiero que sea feliz. ¿Eso me hace desear que España no gane aunque me venga bien también a mí como español? Bueno, es una pena desde mi punto de vista vivir con esa sensación de batalla permanente, pero cada uno elige cómo vivir su vida.
Lo vuelvo a repetir: ya vale con las 1.001 mentiras y excusas sobre España y Luis Enrique. Si es que ya no cuela. Si es que a todos en este gremio, incluyéndome a mí, se nos ve venir de lejos. Lo que pasó en la Eurocopa fue el mejor ejemplo. Durante el torneo y desde el momento en el que se conoció la lista de Luis Enrique, un sector de este país dejó claro que no era representados por esta Selección y estaban deseando que España cayese. Si no van los míos, me borro. Si no ganamos seguro porque solo me gusta eso, me bajo del barco. Y no, no me creo que luego le deseasen lo mejor y que rezasen a diario porque ganásemos la Eurocopa. ¡Es mentira! ¡Y hay que respetarlo! Ojo, no entenderlo o compartirlo, pero sí respetarlo. Si alguien quiere sonreír cuando a España le va mal porque prioriza su odio a Luis Enrique o su sentimiento de club por encima de apoyar a tu país, que lo haga, pero que no me venga a decir que es que no le convence la pareja Pau Torres-Laporte o que el 4-3-3 tácticamente no le atrae. Prefiero 1000 veces una verdad no compartida que una mentira diplomática basada en un patriotismo selectivo.
Esto tampoco es nuevo. ¿De verdad alguien pensaba que mucha gente no se sentía identificada con la selección en la que estaba Piqué por el tema catalán? No hombre, no. Que tampoco cuela. No se veían los partidos porque hay más cultura de club en este país que de selección, porque simple y llanamente hay gente que cuando sabe que el equipo no va a ganar dos Eurocopas y un Mundial con un equipazo se borra o porque sin futbolistas de su equipo en el combinado nacional pasan del tema. Y siento ser pesado, pero es que me parece respetable que piensen así. Sin mentir, eso sí.
Lo último que ha pasado con Gavi es otra piedra más en esta pirámide de críticas hacia la figura de Luis Enrique. ¡Porque Gavi es del Barcelona! Punto. No le den más vueltas. Y algunos extremistas son tan fanáticos que haciendo el chico un partidazo se buscan datos estadísticos de pases e intervenciones para rebatir que no lo hizo tan bien. ¿Eso es porque no te sientes identificado con España? Pues no, eso es porque Gavi juega en el Camp Nou y no en el estadio de tu equipo. Así de sencillo. Que le digan a Raúl González Blanco si hay que arriesgar con un chico de 17 años cuando solo ha jugado cuatro ratitos o fallado dos ocasiones con el portero batido. O a Ronaldo en su primer mundial con 17 años cuando no jugó ni un partido con Brasil.
Y para ir terminando, hemos vivido esta semana el remate de la supuesta indignación con Luis Enrique por sus ruedas de prensa. A ver que procese yo esto y lo entienda. ¿Me están diciendo que nuestro periodismo actual puede atizar hasta en el cielo de la boca a un entrenador o a un jugador cantándole, rapeándole o humillándole en portadas y tertulias, pero luego ellos no se pueden poner chulos en rueda de prensa? ¿Es eso? ¿Nosotros tenemos pistolas y ellos sacan una espada y lloramos? No se, no me convence. Les dejo, que voy a seguir buscando investigadores para encontrar la misteriosa razón por la cual entrenadores como Simeone, Luis Enrique, Pep Guardiola o en su día Luis Aragonés caen tan mal en ciertos sectores de este país ¿Qué habrán hecho? ¿Qué habrá pasado? ¿Qué tendrán en común para que les esperasen o les esperen? ¡Qué misterio más misterioso!