Soy de letras, no hay ninguna duda sobre eso y confieso que las matemáticas fueron para mí uno de los mayores obstáculos de mi carrera académica. Por suerte nunca llegué a tocar septiembre con esta asignatura, pero sí me dio más de un quebradero de cabeza. Historia, “give me more", mates, “oh my god". Eso sí, la mayoría de los problemas venían por las integrales, por ejemplo, jamás por los elementos básicos de dicha ciencia. Para ser más claros, sumar y restar estaba controlado y sabía perfectamente la diferencia entre el 8 y el 7 ya que muy pronto entendí que lo primero era mayor que lo segundo.
¿Por qué hablo de matemáticas tras un partido del Atlético de Madrid? Porque salvo que Fran Perea haya conseguido por fin cambiar las reglas y que 1+1 sean siete, hasta donde yo sé, 8 puntos siguen siendo más que 7. Partiendo de esa base sigo confuso a día de hoy, porque si los expertos decían que no había Liga antes de que el Atlético jugase ante el Cádiz y el equipo del Cholo sacaba siete puntos al segundo, ¿cómo es posible que ahora diez días después haya Liga cuando el equipo de Simeone tiene ocho de ventaja? Ojo, con un partido menos. Por eso hay algo que se me escapa en este sentido porque parto de la base, inocente de mí quizá, que los expertos en cualquier tema jamás se jugarían su profesionalidad diciendo dos cosas totalmente diferentes en tan poco tiempo. Repito, quizá sea inocente en este sentido. Acepto sugerencias.
Ante el Celta, el Atlético de Madrid sumó un punto más dentro de su “partido a partido" habitual. Es cierto que el partido vino marcado por el brote de coronavirus con hasta 6 casos en el vestuario colchonero, pero lo que pasó en la primera parte en el Metropolitano no fue por la covid-19 sino por otro virus, el ‘torrijavirus’. El equipo de Simeone dejó hacer al Celta en los primeros 45 minutos y no se fue al vestuario con 0-1 porque Luis Suárez ha decidido este año criminalizar cualquier pelota que pase por sus dominios. Pase de Llorente, gol antes del descanso. Pase de Lodi, 2-1 en la segunda parte. 16 goles marcó con el Barcelona en toda la Liga pasada. Con el Atlético y con un Simeone que le iba a “deprimir a 30 metros del área" ya lleva los mismos a falta de 18 partidos por disputarse. Ojo, lo mismo con las nuevas matemáticas “deprimirse a 30 metros del área" es estar muy cerca del área y ser feliz. No sé, de verdad, sigo confuso con las nuevas mates.
El partido se puede resumir con facilidad. El Atlético marcó cuando no lo merecía y mejor estaba el Celta y los vigueses hicieron lo propio en el 89’. ¿Empate justo? Para mí sí. Y como todo empate que deja a medias hay cosas positivas que el equipo de Simeone puede sacar de todo esto y por supuesto las hay negativas. Lodi, Suárez, Kondogbia... esa es la parte a destacar. Felipe, la defensa, los centros laterales... esa es la parte a olvidar. El punto rojiblanco supo a poco para sus aficionados y fue ahí cuando iniciaron un pequeño debate en las redes sociales.
Lo comenté en Twitter ayer y lo digo hoy en esta columna. 30 de enero: el Atlético le saca 7 puntos al segundo. Día 8 de febrero: el Atlético le saca 8 puntos al segundo. La realidad es esta y solo un gran ‘pupista’ incapaz de dejar atrás el ‘pupismo colchonero’ de antaño puede pasar de estar en la cima del mundo a hundirse en el barro. Igual de incoherentes son aquellos que con siete puntos enterraron la liga y con ocho la reviven que aquellos que ven fantasmas a plena luz del día y a 8 kilómetros del pueblo encantado. Porque solo alguien muy desesperado en su persecución puede pensar que no había Liga con +7 y que la hay con +8. La táctica es evidente. Pasó con el “canguelo" de la era Guardiola y en 2014 con el famoso “ya caerá el Atlético”. Hay que saber andar con los buitres en el cielo y el Atlético, equipo y aficionados, deben saber ser líderes. ¿Acaso alguien pensaba en acabar la Liga con +40 puntos de ventaja y tirados en el sofá comiendo caviar? Para ir primero es igual de importante caminar sobre almohadas que hacerlo sobre brasas ardiendo. Granada, no hay más.