Ha llegado el Supermartes con el resultado previsible por la parte demócrata. Sólo hay dos candidatos y uno se ha llevado siete de los once estados en juego. A estas alturas la única duda es hasta cuándo seguirá Sanders empeñado en seguir y en qué fecha tendrá Hillary Clinton los delegados suficientes para ganar la nominación. Pero el resultado está claro.
Algo parecido se podría decir del lado republicano, dado que Donald Trump ha ganado también en siete de los estados en liza, si no fuera por la clara diferencia de que siguen cinco candidatos en la carrera. Y lo cierto es que el millonario será el candidato republicano salvo que se consolide una candidatura alternativa única lo suficientemente pronto como para contrarrestar la ventaja que pueda acumular Trump hasta entonces. Pese a haber ganado en diez de los quince estados donde ya se han celebrado primarias, ahora mismo Trump tiene 316 delegados, 49 menos que los otros cuatro candidatos juntos. Y lo ha conseguido con un 34,2% del voto, mientras que la suma del recibido por Cruz y Rubio llega al 49,7%. Y su porcentaje de apoyo ha bajado desde que los dos senadores se decidieran en el último debate a atacarle sin piedad.
La fecha clave será el 15 de marzo. A partir de ese día, los ganadores de las primarias se llevarán todos los delegados de cada estado y entre las primarias que se celebran ese día están las de Ohio y Florida, los estados de donde provienen Kasich y Rubio. Si los resultados no se desvían de la intención de voto, Trump ganará en los dos, forzando el abandono de ambos candidatos, pero logrando también una ventaja en delegados que será muy difícil de remontar para Ted Cruz. En cuanto a Ben Carson… bueno, nadie sabe por qué sigue; ha llegado al punto de que su insistencia en continuar puede empezar a dañar su imagen impoluta.
¿Y por qué Cruz y no Rubio? Porque es el único que está consiguiendo ganar a Donald Trump con claridad en algunos estados incluso en este escenario dividido, y quien tiene más votantes que, de retirarse él, pasarían a dar su apoyo a Trump y no a Rubio. Ha ganado en Iowa, Texas, Oklahoma y Alaska, mientras que el senador de Florida sólo ha conseguido la victoria en Minnesota, un estado en el que los demócratas han ganado en todas las presidenciales desde 1932 (salvo en tres). El último republicano que ganó allí fue Nixon. Probablemente, su única esperanza de convertirse de nuevo en la alternativa del establishment republicano a Trump sería que Kasich se retirara ya y le diera su apoyo.
Con los resultados de este Supermartes, lo normal en otras condiciones sería que el Partido Republicano empezara a presionar a todos los demás candidatos para que abandonaran la carrera y facilitaran la nominación de Trump, a fin de que se centrara de una vez en las elecciones de noviembre y tuviera así mejores posibilidades de ganarlas. Pero el problema es que es Trump, y la mitad del partido no quiere verlo cerca de la presidencia. Sin ir más lejos, el senador Lindsay Graham, uno de los primeros candidatos en abandonar las primarias, que bromeaba hace unos días sobre lo mucho que gustaría en el Senado que alguien matara a Ted Cruz, ahora ha empezado a insinuar que el partido debería apoyarlo.
De modo que podría darse el caso de que el outsider Ted Cruz, odiado a muerte por los dirigentes republicanos por su manía de señalarles con el dedo y declararles culpables de sus traiciones al electorado del partido, terminara siendo el candidato de buena parte de ese establishment. Otra cosa no, pero estas primarias están siendo muy divertidas.