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Daniel Rodríguez Herrera

Ni Cs ni UPyD: por qué es imposible un partido bisagra en España

El tiempo ha demostrado que mientras el partido socialista siga existiendo, una España roja es una España rota.

El tiempo ha demostrado que mientras el partido socialista siga existiendo, una España roja es una España rota.
La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas. | EFE

Tras heredar el partido, Inés Arrimadas hizo lo que el ala progre de Ciudadanos pedía desde hace tiempo: convertirse de verdad en un partido bisagra entre PSOE y PP. Esa era la idea original de expandirse fuera de Cataluña al resto de España: obtener suficiente representación como para poder ofrecerse como alternativa viable a los dos grandes partidos en sustitución a los nacionalistas. El problema es que esa idea era y sigue siendo un deseo imposible. Lo demostró UPyD en su momento y lo está demostrando Arrimadas con su debacle murciana.

El principal problema de nuestro país es político: la izquierda en España está contra la Nación. Cuando políticos vascos de izquierdas como Rosa Díez o catalanes como los fundadores de Ciudadanos deciden salirse de la casa común antiespañola que es la PSOE y fundar sus propios partidos de izquierda española siempre se encuentran con la misma realidad: que no hay suficientes votantes de izquierdas que den más importancia a la cuestión nacional que al odio a la Derecha que les inculcan sus políticos, maestros y periodistas diariamente y a todas horas. Naturalmente, el PSOE usa esto en su propio beneficio electoral calificando a cualquier izquierda nacional como un partido de derechas y, por tanto, facha, aun cuando ese partido pueda defender las mismas ideas que siempre ha defendido la izquierda en todo el mundo. El medio ambiente progre, eso a lo que se llama “cultura” en su concepto más amplio, se encarga de hacer el resto. Todos sabemos que querer a España es facha y tú no quieres que te llamen facha, así que te callas y nos votas a nosotros, que pactaremos con quienes quieren destruir España porque nos importa más el poder que el país.

Antes una España roja que rota, dijo Calvo Sotelo unos meses antes de que el PSOE lo asesinara. El tiempo ha demostrado que mientras el partido socialista siga existiendo, una España roja es una España rota. Y así, los dirigentes de esos partidos que nacieron como de izquierda nacional y pretendieron convertirse en bisagra entre PP y PSOE mueren porque no se puede ser bisagra entre España y la Antiespaña y porque nunca tendrán suficientes votantes como partido de izquierda nacional. No es que la mayoría de los votantes de izquierda odien España, pero les da lo suficientemente igual como para que su odio a la derecha prevalezca. Prefieren Bildu al PP. ¿Cómo vas a hacer de bisagra entre un partido normal y semejante basura moral e ideológica?

La primera y principal división de España no se da en Dinamarca, Noruega ni ninguno de esos países europeos que ponen de ejemplo los exquisitos politólogos de vocación bruselense que desde dentro y desde fuera han dirigido los destinos de Ciudadanos estos últimos tiempos. En España es imposible un partido de centro nacional porque la izquierda está contra la nación, y no puedes hacer de bisagra cuando la mitad del espectro político está radicalmente en contra de la razón por la que nació tu partido y prácticamente la única idea fuerte que mantienes. Es imposible porque nuestra izquierda está contra España, y no puedes hacer de bisagra entre la España y la Antiespaña. El proyecto de Arrimadas estaba por tanto destinado al fracaso. Sólo cuando los progres decidan que odian más al nacionalismo que a la derecha nacional podría tener futuro como bisagra un partido nacional. Y si eso no ha pasado tras un golpe de Estado, parece probable que no suceda jamás.

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