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Daniel Rodríguez Herrera

((La gráfica que desmonta a Naomi Klein))

Ese es el nivel de honradez intelectual y apego a la verdad de la canadiense. Así que no, no voy a leerme su libro. Ni ningún otro suyo.

Ese es el nivel de honradez intelectual y apego a la verdad de la canadiense. Así que no, no voy a leerme su libro. Ni ningún otro suyo.
Estragos de 'Harvey' en Texas | Texas Army National Guard - 1st Lt. Zachary West

La escritora y activista canadiense Naomi Klein no es nueva en esto de mentir, algo que ya pude sufrir cuando hice el esfuerzo de leerme La doctrina del shock. Precisamente por eso no me embaulé su más reciente novela, Esto lo cambia todo. Sabía que de nuevo tendría de antemano escrita la conclusión: que el cambio climático existe, es real, es catastrófico y para evitarlo debemos cambiar todo nuestro sistema económico para que se parezca a, casualidad de casualidades, el sistema económico socialista que lleva apoyando durante toda su vida pública. Y que para soportar esa conclusión omitiría cualquier dato desfavorable a su tesis y presentaría teorías como hechos irrefutables. Como no tenía ganas ni tiempo de tragarme varios cientos de páginas de propaganda, no pude confirmar mis sospechas. Pero no hace falta. Público acaba de publicarle un artículo que achaca el huracán Harvey al calentamiento global.

Los cada vez más cálidos océanos crean tormentas más poderosas. Los cada vez más altos niveles de los océanos implican que esas tormentas entran a sitios que antes no alcanzaban. Las temperaturas cada vez más calientes ocasionan precipitaciones pluviales cada vez más extremosas: largos períodos de sequía interrumpidos por masivas tormentas de nieve o lluvia, en vez de los estables y predecibles patrones con que la mayoría de nosotros crecimos.

El artículo sigue en esa línea, pero con esto basta para darnos cuenta del truco. Todo lo que escribe aquí es irrelevante cuando estás hablando de un huracán, salvo la primera frase y en parte la segunda; pero al acompañarlo de soflamas apocalípticas que aparentan estar relacionadas, se aumenta la impresión que Klein quiere dar: que cada vez hay más huracanes, más fuertes, y que provocan más desastres por nuestra culpa, por nuestra gran culpa. Pero hay un pequeño problema: que es una teoría, no son hechos. Y los hechos no la respaldan.

Klein da como probado que tener océanos más cálidos provoca huracanes más fuertes. Eso dice la teoría. Los modelos aseguran que doblar el CO2 en la atmósfera provocaría vientos entre un 2 y un 11 por ciento más fuertes, según el IPCC. La enorme diferencia entre el mínimo y el máximo no da precisamente mucha confianza, pero lo realmente importante es que ese dato lo dan modelos, y los modelos son programas informáticos, no la realidad. El mismo IPCC reconoce que, aunque su teoría fuera cierta, sólo se empezaría a notar a partir de 2050. Lo que ha pasado durante los últimos años, esos que nos dicen han sido los más cálidos de la historia y todo eso, es que ha habido un número extraordinariamente bajo de los huracanes más fuertes. De hecho, con Harvey se ha marcado el récord absoluto en el número de días sin que un gran huracán llegara a Estados Unidos: el último fue hace doce años, cuando la media entre huracanes de este tipo es de menos de dos. En esta gráfica tienen la temperatura en el golfo de México, y los puntos son los huracanes. ¿Ven alguna correlación? No, porque no la hay.

golfo-mejico-viento-huracanes-temperatur

Lo mismo sucede con los niveles de los océanos. Sí, el nivel en el Golfo ha subido y sí, eso ha provocado que Harvey sea más dañino. Pero la velocidad a la que sube el nivel del mar no se ha acelerado con el cambio climático. Eso no quiere decir que no vaya a suceder en el futuro, claro, pero Harvey arrasó Texas la semana pasada, no dentro de 50 años.

El artículo de Klein tenía como objetivo denunciar que publicar noticias sobre el huracán Harvey sin mencionar el cambio climático es politizar la cobertura informativa. Que no politizarla sería incluir un par de sus trolas y la adecuada denuncia contra Trump por retirarse de los Acuerdos de París, acuerdos que los propios alarmistas saben que son inútiles aun cuando sus teorías fueran ciertas. No tengo duda de que repetirá la jugada con Irma.

Ese es el nivel de honradez intelectual y apego a la verdad de la canadiense. Así que no, no voy a leerme su libro. Ni ningún otro suyo. Prefiero dedicar mi tiempo a los que no mienten hasta en los puntos y comas.

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