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Daniel Pipes

La iniciativa 'Victoria de Israel' cobra fuerza

Ha llegado la hora de dejar definitivamente a un lado el muy fracasado concepto de ‘tierras por paz’.

Ha llegado la hora de dejar definitivamente a un lado el muy fracasado concepto de ‘tierras por paz’.
Banderas de Israel | C.Jordá

¿Qué piensan los israelíes de la idea de que Israel gane y los palestinos pierdan?

Es una idea radical, muy distinta de la concepción win-win vigente –cincuenta años y sumando– detierras por paz, que ha cautivado a Gobiernos y monopolizado su atención. Esa vieja idea sostiene que sentar a palestinos e israelíes en una misma habitación les llevará a arreglar sus diferencias. A punto de cumplirse el 25º aniversario de los Acuerdos de Oslo, sabemos con exactitud cómo ha funcionado eso: los israelíes dieron tierra y los palestinos les recompensaron con falsas promesas de paz.

De hecho, según una encuesta encargada por el Middle East Forum y llevada a cabo por Rafi Smith, de Smith Consulting, sólo el 33% de los israelíes judíos (y la mitad de esa cifra entre quienes votaron al actual Gobierno) sigue creyendo en el canje de tierras por paz, y más o menos la misma pequeña proporción sigue creyendo en Oslo. Así que los viejos métodos no sólo han fallado sino que son sumamente impopulares. ¿Qué ocupa su lugar?

Una alternativa es la iniciativa Victoria de Israel del Middle East Forum, con buen apoyo en las encuestas. A la pregunta "¿Está de acuerdo o en desacuerdo con esta frase: Sólo será posible alcanzar un acuerdo de paz con los palestinos cuando reconozcan que han perdido su guerra con Israel?", el 58% respondió afirmativamente. Esto tiene las hechuras de una revolución.

Otro 58% estaba de acuerdo en que, "a pesar de las numerosas victorias de Israel sobre los palestinos, la mayoría de éstos sigue pensando que puede eliminar el Estado judío de Israel". Nada menos que un 65% está de acuerdo en que "ninguno de los conflictos militares con los palestinos ha arrojado una victoria israelí o un resultado decisivo, y por lo tanto el conflicto israelo-palestino persevera". Una cifra aún mayor, el 70%, sostiene que "es necesario que la Autoridad Palestina reconozca a Israel como Estado judío antes de que Israel acceda a proseguir las negociaciones con ella".

Y el 77% está dispuesto a "dejar ganen las FDI [Fuerzas de Defensa de Israel]" la próxima vez que Hamás ataque desde Gaza, o Hezbolá desde el Líbano, lo que significa que quieren que las operaciones militares israelíes continúen hasta que el otro bando reconozca que ha perdido. (Esta no es exactamente la actual política de las FDI, que es interrumpir las operaciones militares tan pronto la otra parte acceda a un alto el fuego).

Tras un cuarto de siglo de negociaciones desequilibradas, en las que los israelíes se han desprendido de beneficios tangibles (tierras) a cambio de falsas promesas (paz), estas cifras en las encuestas confirman que en Israel están ávidos de verdad y coraje. Aproximadamente dos tercios de la población ha llegado a la conclusión de que el conflicto sólo puede terminar si se abandonan las negociaciones fallidas y se muestra a los palestinos que la suya es una causa sin esperanza.

Pero los líderes israelíes temen reafirmarse en esta propuesta porque todos los presidentes estadounidenses, desde Carter hasta Obama, les han desanimado a dar pasos audaces, insistiendo en la desacreditada –pero con resonancias agradablemente neutrales– fórmula de tierras por paz. Ahora está Donald Trump. La encuesta del Middle East Forum preguntó por él y el 59% de los israelíes judíos lo describieron como, "ciertamente, el presidente estadounidense más proisraelí que ha habido".

Como muchos lectores sabrán, tengo mis dudas al respecto, en vista de que a Trump le mueve un proyecto anti Teherán del que Israel no es más que una pequeña parte. Pero Israel Victory ofrece al presidente una oportunidad sin precedentes de demostrar su credibilidad sionista; si deja que Israel logre la victoria que tanto Israel como los palestinos necesitan para avanzar, dejando atrás un conflicto nocivo y tedioso, habremos provocado un inmenso y constructivo cambio que todas las partes acabarán agradeciéndole profusamente.

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