Menú

Liga

Daniel Blanco

Otro día de dolor en el fútbol

Quizá lo que menos le importaba era el partido. Importaba más vaciarse ante la afición rival, gritar a los cuatro vientos quién puede más.

Dicen que habían quedado via whatsapp para pegarse, dicen que la "reunión" estaba preparada desde hacía días. Dicen que el Frente Atlético les había mandado un mensaje muy truculento. Dicen que los Riazor Blues, la sección más radical del Deportivo de la Coruña, respondieron, se citaron a las ocho y media de la mañana, tres horas y media antes de un Atlético – Deportivo de la jornada 13 de Liga, a la orilla del rio, como quien va a tomar un cafe o queda para ir al cine. Con un matiz, iban pertrechados con todo tipo de armas blancas. Muy pacífico no iba a ser el asunto.

Dicen que los visitantes venían calentitos por gestos que no habían gustado en las redes sociales y en los foros futbolísticos. Dicen que los ultras gallegos pudieron estar acompañados de miembros de los Bukaneros, los hinchas más radicales del Rayo Vallecano porque ambas aficiones están hermanadas. Han dicho muchas cosas entre la mañana y toda la tarde de ayer, todo salvajadas, todo cosas extrañas que me parecen alejadas del fútbol, fuera de toda lógica. Mi cabeza no logra entender este nuevo episodio lamentable del fútbol español por mucho que me empeño. No logro saber el porqué de esta mierda infecta que ha vuelto a teñir de luto este hermoso deporte.

Ayer un aficionado ultra del Deportivo moría al ir a ver un partido de fútbol. Bueno, quizá lo que menos le importaba era el partido. Importaba más vaciarse ante la afición rival, gritar a los cuatro vientos quién puede más. El morbo de acudir al territorio enemigo provisto de todo tipo de armas blancas. La animalada gratuita. Convertir el fútbol en muerte. Una pena sólo propia de mentes nulas, de neuronas vacías de contenido. Ultras, delincuentes, asesinos.

A Jimmy le tocó la peor parte. Le pudo tocar la otra cara de la moneda, la de dar él el golpe, la de pinchar él, la de agredir él, pero le tocó ser la víctima. Hay una línea tan delgada entre vivir y morir para este tipo de gente, que es traspasada a menudo. Y el Frente Atlético estos últimos años como protagonista funesto de estos hechos. En 1998 fue Aitor Zabaleta, en 2014, Jimmy. Seguidor uno, ultra radical el otro, pero muertos los dos.

Nadie debe obviar la tragedia de ayer. Nadie debe dejar de decir que lo que sucedió ayer en los aledaños del Calderón (a 300 metros, presidente Cerezo, o sea que lo de "lejos del estadio" es un poco incorrecto) es una tragedia en el fútbol. Ha muerto una persona, sea ultra no ultra, salvaje, pacífica, corta de mente, inteligente, listo o tonto. Y ha sucedido a las puertas de un estadio con una cita mortal a tres horas de empezar el encuentro via mensaje de móvil. El partido les importaba poco. Más bien nada. Ellos no van al fútbol para divertirse. Van a montarla. Nada importa, y menos el resultado.

Evidentemente, como decía Simeone, es problema de la sociedad, no del fútbol. Es problema de la educación de la gente, es problema de ser escoria o no, de tener unos valores en la vida que, si te han llevado por un camino decente en la educación, no te hacen llevar navajas y bates a un estadio de fútbol. Son delincuentes capaces de hacer algo así poniendo el fútbol como excusa, pero son gente cuyo comportamiento es igual en cualquier otro ámbito de la vida. El fútbol es la evasión, la disculpa perfecta.

Tampoco ha habido un comportamiento decente en las instituciones. No se puede entender que el partido de ayer en el Calderón entre Atlético y Deportivo no se suspendiera. No se puede entender que la Liga diga que no es competencia suya hacerlo, no es entendible que Jorge Pérez, secretario de la Federación dijera que era potestad del árbitro suspenderlo y que él no lo hubiera hecho porque el campo estaba lleno. ¿Y qué más da?

Tampoco es de recibo que Liga y Federación no estuvieran especialmente operativos cuando sucede un tema así. Es domingo y es día de partido. Por favor, no convirtamos nuestra competición, ya desvirtuada con acciones como ésta, en una Liga de pandereta. De lunes a viernes están todos, los sábados y domingo, tradicionalmente los días de competición, no hay nadie. Pues hombre, no es muy normal.

¿Y qué pasó en la jornada de Liga? Da un poco igual ¿no?. No tengo ganas de pensar en partidos, en datos, en jugadas, con la gentuza ésta alrededor del deporte. Ultras fuera. No hay discusión. No pueden dominar el fútbol, los sentimientos, no pueden erigirse como los representantes del orgullo de los equipos. Eso es para futbolistas, aficionados de bien. No puede ser. Algo está pasando en esas cabezas imposible de imaginar porque son locos. Pero los cuerdos deberían tomar las medidas oportunas. Y deben ser duras.

Temas

En Deportes

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Libro
    • Curso
    • Escultura